COLUMNA INVITADA

La Urgente Reforma de la OMC

Sin embargo, han pasado casi dos años desde entonces y aunque en ciertas mesas de trabajo se ha avanzado, la reforma va a paso lento

OPINIÓN

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José Ignacio Zaragoza Ambrosi / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Como recordarán, uno de los motivos principales del cambio en la dirección general de la Organización Mundial de Comercio se debió a la urgente necesidad de transformar el organismo ante una creciente crisis de desconfianza de los países ante la globalización, el multilateralismo y la resolución de controversias. Así llegó la nigeriana Ngozi Okonjo-Iweala bajo la promesa de lograr un consenso para enfrentar las amenazas que dejaron el COVID-19 y la guerra comercial entre China y Estados Unidos.

Sin embargo, han pasado casi dos años desde entonces y aunque en ciertas mesas de trabajo se ha avanzado, la reforma va a paso lento. “Partes y piezas de la reforma ya están ocurriendo -ha dicho su directora- pero necesitamos acelerar el ritmo para garantizar que el comercio se convierta en una fuerza aún mayor para el bien en las próximas décadas”.

Y es que, en el 2022, 70 países, entre ellos los más avanzados y promotores del libre comercio, pusieron barreras no arancelarias; principalmente como respuesta a la inflación de un 178% en el precio de los alimentos lo llevó al mundo al estatus de inseguridad alimentaria. 179 países, entre los que se encuentra por supuesto México, sufrieron esta brutal inflación y arrastran sus efectos.

Pues bien, el pasado martes 14 de febrero se llevó a cabo una conferencia sobre el comercio internacional organizada por el Banco Mundial y el Peterson Institute for International Economics, donde la Directora General Adjunta de la OMC, Anabel González, afirmó que los miembros de la OMC deben hacer más para salvaguardar y ampliar la función del comercio como herramienta para crear empleo, reducir la pobreza y aumentar las oportunidades económicas. Es necesario acelerar el ritmo de los trabajos sobre la reforma de la Organización para poder estar a la altura de los retos a los que se enfrenta el sistema mundial de comercio. Esta reforma tiene por objeto “promover un comercio resiliente, sostenible e inclusivo”.

La autosuficiencia o la retirada del libre comercio no es una herramienta útil, esto ya se ha visto. Lo que se necesita son mercados más diversificados y más amplios, junto a esas salvaguardas que permitan protegernos de una fragmentación excesiva. 

El principal temor es que las naciones más adelantadas, por poder, reemplacen las reglas en las relaciones comerciales globales; mientras que las menos favorecidas lo hagan por necesidad. Anabel González asegura que “el costo de la fragmentación geopolítica resultante sería enorme, posiblemente el 5% o más del PIB mundial a largo plazo si la economía del mundo se dividiría en dos bloques autónomos”, tirando de las fuerzas de China por un lado y las de Estados Unidos por el otro. Este escenario resultaría peor que la crisis financiera del 2008-2009.

Y como era de esperarse, los más afectados con estas limitaciones del comercio global serían los pequeños o medianos países en desarrollo pues verían gravemente reducidas sus perspectivas de crecimiento impulsadas por el comercio.

La Directora General Adjunta dijo que la resiliencia económica exige diversificación, no desvinculación. “Necesitamos una mayor transparencia y monitoreo para mapear las relaciones comerciales concentradas, necesitamos un mayor diálogo sobre políticas para trazar soluciones coordinadas, y necesitamos continuar abriendo y facilitando el comercio para traer fuentes alternativas de suministro a la economía global”.

Puede ser que la reforma de la OMC suene compleja y técnica, pero lo que está en juego es la economía del futuro. El mundo requiere una reforma que apalanque al mercado mundial, que integre a los países que no han podido beneficiarse de este modelo de intercambio comercial y que se han quedado al margen del desarrollo. 

“La reforma de la OMC implica la actualización de todas sus funciones básicas: transparencia y seguimiento, negociación y solución de diferencias. Tener un sistema de solución de diferencias en pleno funcionamiento es una prioridad máxima, dada su función única para garantizar que las normas se aplican de forma coherente en todos los miembros, independientemente de su tamaño o posición”, agregó.

El 2024 está a 10 meses, plazo en que se espera se finalice esta reforma. Urge pisar el acelerador hasta el fondo.

POR JOSÉ IGNACIO ZARAGOZA AMBROSI 
EXPERTO EN COMERCIO EXTERIOR 
@IGNAQUIZ

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