La Navidad es invivible sin el calor de las personas y sin la capacidad comunitaria para una esperanzadora noche de paz. Compartir en esa expectativa original y tan sencilla como mínima depende del respeto y la disposición a entender el espacio físico y emocional de las y los otros.
El odio de Ebenezer Scrooge hacia esta festividad —en Canción de Navidad de Charles Dickens, publicada en diciembre de 1843— partía precisamente de la incapacidad de empatía con los más pobres. La novela denunciaba la miseria y explotación de miles de niños de la era victoriana.
Ciento ochenta años después, ese sentimiento de identificación con los demás, tan desarrollado en la mayoría de las y los mexicanos, facilita mejores formas de convivencia, aun con oportunidad de profundizarse en la convivencia vecinal y en un entorno contrastante de escenarios de enorme violencia en algunas regiones del país.
Según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del INEGI, en 2022 el 37 por ciento de la población había tenido al menos un conflicto en su vida cotidiana; para este año solo fue el 33 por ciento. En números absolutos, aproximadamente 500 mil personas habrían dejado de tener problemas vecinales, aunque es ineludible el debate sobre el significado de atrocidades como la de Salvatierra.
Hay una inmensa oportunidad de fortalecer reglas de urbanidad y comportamiento, así como mantener un ambiente armonioso y respetuoso. O de imponerlo desde la ley.
La Navidad interpela la sencillez de la compañía auténticamente bondadosa, tiende a promover el bienestar propio y de los demás. Es la temporada propicia para evitar prácticas dañinas. Desde regular el ruido hasta respetar la integridad de la otra y el otro.
Hay un esfuerzo institucional contribuyente de la seguridad ciudadana, con operativos encaminados a prevenir riesgos relacionados con la pirotecnia o el consumo de alcohol. Nos falta desnaturalizar la violencia criminal exhibida en algunas entidades.
Al presentar el Operativo Fiestas Decembrinas 2023, el Jefe de Gobierno de la CDMX, Martí Batres, expuso tres aspectos centrales: garantizar armonía y paz en los festejos familiares, fortalecer la seguridad patrimonial —casi 14 mil policías destinados a la vigilancia en los principales puntos de reunión comercial— y cuidar el evento de fin de año en el Ángel de la Independencia donde estará Rubén Blades.
Programas como Conduce Sin Alcohol —creado en 2003 durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y reforzado territorialmente por Claudia Sheinbaum— contribuyen a reducir riesgos fatales. En esta temporada, bajo la coordinación del secretario de Seguridad Ciudadana, Pablo Vázquez, fue ampliado en su duración.
Hay condiciones para no llevar ningún Scrooge dentro ni necesitar la visita de los tres fantasmas, como aquel personaje Dickensiano.
POR SALVADOR GUERRERO CHIPRÉS
Presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la CDMX
@guerrerochipres
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