OTROS ÁNGULOS

Continúan las masacres

¿Qué es lo que ha dejado de funcionar?, falta de justicia, corrupción sin límite, educación caótica? Todo esto no es exclusivo de México, aquí es más

OPINIÓN

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Raúl Cremoux / Otros Ángulos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Por supuesto que no pasa nada. Ahora fueron 12 jóvenes (de 17 a 33 años) los masacrados en la exhacienda de Salvatierra, en Guanajuato. Ya los acusarán de supuestas relaciones indebidas o de planear boicotear las medicinas que deberán llegar a la megafarmaciota. Lo que sea.

Y esto es posible porque solo serán un número en la lista de ejecutados y desaparecidos, sin resultados de “investigaciones hasta donde tope” y el país continuará feliz, viendo y escuchando promesas de campañas sobre la capa de bienestar que nos cobija y en el futuro será aún más grande.

Por fin vivimos cambios profundos. Cuando la muerte es omnipresente, vemos cómo se desprecia a la vida. Este gobierno (federal, estatal, municipal, todos), ha logrado aumentar nuestro umbral de tolerancia a la violencia como nunca en tiempos post revolucionarios.

Esta violencia es más soportable porque se ha convertido en nuestra segunda naturaleza. Ya no es externa, ahora la vestimos desde dentro, existe una especie de consentimiento que dan la atmósfera, el sonido,el olor y el sentido de la nación.

Cuando se deja a la población a su suerte, cuando no importa el dolor de los deudos, cuando las masacres son el pan de cada día, la violencia se transforma en una red de indiferencia que nos une y nos lleva a interesarnos mucho más en el futbol o en los conciertos de cantantes. Ahí sí que hay verdadero interés y pasión.

¿Qué podemos hacer ante los gobernantes que dicen pertenecen a una especie superior dada su altísima moral que los convierte en inigualables; cómo reaccionar que no sea bajando la cabeza y ofreciéndola a los grupos armados que merodean todo el territorio?

El Estado ahora muestra su desempeño pedagógico sin que nada ni nadie lo impida; se llama despotismo. Ni las violaciones a mujeres o el destripamiento de niños y jóvenes o las desapariciones forzadas son exclusivas de una banda criminal. Son tantas que nadie puede huir a lugar seguro.

Se mueven con tal impunidad que ni ciclones, terremotos y maremotos pueden alcanzarlos. Han vencido a la policía, a la guardia nacional y al ejército al punto que ya no pueden ser escritos con mayúsculas. La autodegradación es inconmensurable e imbatible. Si nos juntamos más de dos podemos ser masacrados sin que a nadie le importe.

¿Qué es lo que ha dejado de funcionar entre nosotros?, ¿la falta de justicia, la corrupción sin límite, una educación caótica? Todo esto no es exclusivo de México, como en tantos ejercicios comparativos, aquí es más. En Europa occidental se habla de mexicanización cuando crece su corrupción o la sangre recorre calles y aceras.

No importa que tengamos más muertos que en la guerra Rusia-Ucrania o entre israelitas y musulmanes o que nos otorguen primeros sitios en listas universales de homicidios, ya que esto va a continuar para, con ello, heredar a los nuevos mexicanos una mezcla de horror e indiferencia que los llevará a panoramas indescriptibles.

POR RAÚL CREMOUX

ESCRITOR Y PERIODISTA

@RAULCREMOUX

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