COLUMNA INVITADA

El Federalista

Al régimen le molesta la prosperidad de los estados y, al parecer, al Presidente López Obrador le disgusta la autonomía de los gobernadores

OPINIÓN

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Rubén Moreira Valdez / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

El próximo mes de enero se cumplirán 200 años de la primera vez que la nación mexicana optó por una forma federalista para organizarse. Sin embargo, y a esa distancia, hoy estamos en una ruta que difiere mucho de aquello que planearon nuestros padres fundadores, entre otros, Miguel Ramos Arizpe. 

Las últimas políticas públicas para descentralizar el poder se hicieron en los gobiernos de los presidentes Salinas y Zedillo. Desde entonces, y en varios campos de la administración pública y la vida nacional, se ha instrumentado de forma sistemática la centralización de facultades y funciones. Todo ello, en detrimento de las entidades y municipios.

En el gobierno de Morena, el proceso se aceleró con la aprobación de leyes centralistas y por la votación de presupuestos que dañan a las finanzas de los estados, principalmente a los del norte. Se trata de una paradoja, el partido oficial se presenta como sucesor de las ideas más avanzadas del siglo XIX; no obstante, en la práctica es más parecida a los conservadores de antaño, entre ellos a su defenestrado Lucas Alamán.

Al régimen le molesta la prosperidad de los estados y al parecer al presidente le disgusta la autonomía de los gobernadores. Un ejemplo: al inicio de su gobierno, Obrador, organizaba eventos en los cuales invitaba a los ejecutivos estatales para que los asistentes los lincharan con silbidos y agresiones verbales. En esto, que puede parecer anecdótico se retrata el desprecio a lo local.

Desde siempre, el poder central ha expoliado a los estados prósperos, pero ahora más que nunca. Por ejemplo, Morena eliminó los fondos mineros, petrolero, pueblos mágicos o seguridad, que servían para realizar infraestructura local. En el más reciente presupuesto aprobado por Morena en Cámara de Diputados, a muy pocas entidades se destinan recursos para infraestructura, carreteras o turismo.

En estos tiempos, desmantelar el Estado federado es cosa de todos los días, y a esto abona la errónea creencia de que la solución a los problemas se encuentra en fortalecer al centro. Es común la aprobación de leyes generales o nacionales que van destruyendo la singularidad de las entidades y el espíritu de competencia.   

Estamos en un peligroso círculo, en donde se disminuyen recursos a entidades, y con ello se merma su capacidad de respuesta a los retos locales para luego acusar una supuesta incapacidad de ellas y en consecuencia quitarles atribuciones. Se olvida que la recaudación se da por la actividad económica y toda se suscita en los territorios de los estados. Sin embargo, la autoridad hacendaria cobra y luego regresa poco a las entidades y municipios. Los estados mantienen a un gobierno federal que los abandona y los maltrata.

Los conservadores del siglo XIX, Miramón, Mejía, Almonte, Alamán o Márquez estarían felices con la 4T y su política centralista. Aquel siglo fue de duras lecciones; perdimos territorio, nos hundimos en la anarquía y nos polarizamos. Vaya tiempos los que vivimos, los conservadores se disfrazan de liberales, mientras con estampitas enfrentan las emergencias médicas. 

Rubén Moreira Valdez 

@rubenmoreiravdz 

*Coordinador del PRI en la Cámara de Diputados 

EEZ