ARTE Y CONTEXTO

La hoguera de las vanidades de Malkah Nobigrot

En 1492, los partidarios del sacerdote Girolamo Savonarola así como otros habitantes de Florencia

OPINIÓN

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Julen Ladrón de Guevara / Arte y Contexto / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

En 1492, los partidarios del sacerdote Girolamo Savonarola así como otros habitantes de Florencia, Italia, se congregaron en la Plaza de la Señoría (Piazza della Signoria) para presenciar una de las hogueras más famosas y significativas de la historia de la humanidad.

Los de Savonarola eran tiempos convulsos y de cambios irremediables; la Edad Media estaba dejando paso al Renacimiento y no había nada que hacer. Ese momento como pocos en la vida de la humanidad cambió la geopolítica y el pensamiento mágico de los que hasta ese momento creían, entre otras cosas, que la tierra era plana.

Para entonces Cristóbal Colón ya había conocido América y faltaban muy pocos años para que Hernán Cortés y sus huestes esparcieran su simiente de este lado del continente, forjando a un ser humano único y nuevo en el planeta, por primera y última vez jamás. Nunca como entonces la información de pensamiento filosófico, culinario, astronómico, artístico y sobre todo de la genética, tuvo un intercambio tan contundente

Esos eran los tiempos del sacerdote que convenció a sus partidarios a realizar una quema de objetos y de conceptos malignos que solamente el demonio habría podido idear. Como el fuego purifica y uno puede renacer de las cenizas, los fieles a la edad media, los temerosos del cambio, los adeptos al líder sectario que los había convencido incendiaron cuadros, cosméticos, arte, libros, música, naipes, música y cualquier elemento que fuera considerado inmoral, es decir, casi todo, incluso ropa bonita y zapatos porque, si ya tienen un par, tener dos es pura vanidad.

Para contextualizar el acto mencionado, pensamos que la Plaza de la Señoría de Florencia era tan importante como el Zócalo de la CDMX, donde todos los que desean quejarse de algo con el Presidente se plantan ahí para gritar muy fuerte e intentar ser escuchados, pero también pensemos que de alguna desafortunada manera el Presidente se portara como Savonarola. ¿Por qué?

Porque el sacerdote que padeció con tanto malestar la transición del Medioevo al Renacimiento se sentía ungido por Dios y que gracias a esa credulidad, su ambición creció a tal nivel que fueron muchos quienes le creyeron, debido al fervor, adjetivos facilones, imágenes simplonas y la convicción de sus palabras.

Sin embargo y como seres terrenales que somos, no podemos impedir que el mundo gire, que el tiempo transcurra y que la gente le siga creyendo a estos predicadorcillos de cuarta a falta de milagros visibles que, de no existir, seguirán empobreciendo al pueblo y deteniendo el progreso con sus consabidas consecuencias sociales y económicas.

Por desgracia este acto se ha repetido a través del tiempo, conceptual y realmente, intentando acallar al pasado y a la realidad, tratando de obligar a los demás a ser ignorantes. Tal sucedió en 1933 con los Nazis, cuando Goebbels orquestó una fogata para quemar libros organizando a las ligas estudiantiles, que eran los más jóvenes e ingenuos pero también los más violentos.

Lo mismo que sucedió con Savonarola y el grupo de niños y adolescentes que apresaban y mataban a prostitutas y homosexuales primero, y después a sus propias familias. Como spoiler, debo decirles que a Savonarola dejaron de creer en sus locuras y desapareció entre las llamas junto con otros dos paisanos.

Por esto, “La hoguera de las vanidades; Fray Girolamo Savonarola y su legado contemporáneo” 2023 libro de Malkah Nobigrot de la editorial Letrame, es un documento que debemos leer hoy más que nunca para tener contexto y aprender del pasado que al parecer está por regresar bajo una versión parecida.

Este relato ágil, informado, interesante y breve, es una de las mejores lecturas al respecto, sobre todo por el entrecruzamiento que hace del momento presente. Regáleselo estas navidades. Recomiendo mucho su lectura, no vaya a ser que en enero de 2024 nos agarren desprevenidos y nos sorprendamos de que de pronto nos quiten el tapete.  

POR JULEN LADRÓN DE GUEVARA
CICLORAMA@HERALDODEMEXICO.COM.MX
@JULENLDG

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