La llegada del liberal libertario Javier Milei a la Presidencia de Argentina polarizó y sorprendió a prácticamente todo el continente americano. Sólo unos minutos después de conocerse los resultados en las urnas, comenzaron las felicitaciones, pero también las lamentaciones de mandatarios y exmandatarios de la región.
Por supuesto, los ultraderechistas brasileños Jair y Eduardo Bolsonaro, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, y el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, festejaron el triunfo de Milei, quien no necesariamente coincide con ellos en su proyecto político para Argentina, pero sí en ser radicales, populistas y en hacer campaña en las redes sociales.
Mientras, los izquierdistas Luiz Inácio Lula da Silva, Nicolás Maduro, Gustavo Petro y el mandatario de México lamentaron de inmediato los resultados y marcaron su distancia del entrante jefe de la Casa Rosada, que asumirá el cargo el próximo 10 de diciembre, con una verdadera papa caliente en sus manos: dar resultados a corto plazo en materia económica.
Milei apantalló en las elecciones primarias, tras ser el más votado con 30 por ciento, pero luego se estancó en la primera vuelta presidencial al conseguir el mismo resultado, aunque eso le bastó para llegar al balotaje. Muchos pensábamos que no podría avanzar más, pero las redes sociales y su efecto dijeron otra cosa.
De las primeras decisiones que tome Milei, tras asumir el cargo, se definirá quién le abrirá y quién cerrará la puerta. Hoy sólo cuenta con los jefes de Estado de Uruguay, Luis Lacalle Pou; de Paraguay, Santiago Peña; y el salvadoreño Bukele.
Aunque, el presidente electo también ha comenzado a moderar su discurso. Por ejemplo, al Papa lo había tachado de “socialista asqueroso”, dijo que era “el representante del maligno en la Tierra, porque defendía la justicia social”.
En una reciente llamada con el Pontífice argentino para felicitarlo por su triunfo, Milei cambió el tono y le dijo que lo iba a “respetar como jefe de Estado y líder de la Iglesia”.
Habrá que esperar qué sucede con el Mercosur, había advertido que sacaría a Argentina de esa alianza. O con la eliminación del Banco Central que, según Milei, es la “sombra de la hiperinflación”.
También suavizó el tema de la dolarización al señalar que “la moneda será la que elijan los argentinos libremente”.
Donde no ha dado marcha atrás es en la privatización de la petrolera Yacimientos Petrolíferos Fiscales y en vender a privados la Televisión Pública, Radio Nacional y la agencia oficial de noticias Télam, pero ya hay resistencia de sindicatos y titulares de medios públicos a su plan de ajuste que incluye una drástica reducción del gasto público.
Por lo pronto, Lula, su principal vecino y reconocido como líder de la región, ya pintó su raya para una posible alianza, pero si Trump gana las presidenciales de EU, en automático se convertirá en su principal aliado sudamericano y entonces sí lo podría catapultar.
POR ISRAEL LÓPEZ GUTIÉRREZ
COLABORADOR
ISRAEL.LOPEZ@ELHERALDODEMEXICO.COM
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