LA NUEVA ANORMALIDAD

Cada quien en Milei se condena

El triunfo de Javier Milei pone en aprietos a los políticos mexicanos: compartir sus valores, es grave; ignorar lo que representa, también

OPINIÓN

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Nicolás Alvarado / La Nueva Anormalidad / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Dijo alguna vez alguien que el priísmo es un peronismo sin caudillo, y dijo bien: constructo autoritario cuyo proyecto hegemónico descansa en la clientelización y la corporativización de grandes grupos sociales, que puede virar a izquierda o a derecha dependiendo de la moda política, el peronismo ha construido tanta Argentina como México ha edificado el priísmo, ha robado tanta agencia, ciudadanía y recursos a aquel país como el PRI al nuestro, parece tan capaz de mutaciones para garantizar su pervivencia como el ¿otrora? partido oficial.

Cierto es que el kirchnerismo nació en el seno del Partido Justicialista y que para que adviniera el obradorismo hicieron falta dos mutaciones partidistas del nacionalismo revolucionario, pero también que, procesos de formación aparte, los proyectos parecen gemelos: populismos antisistema con un discurso polarizador y nacionalista.

Populismos de izquierda y derecha acusan suficiente ADN común para ser buenos aliados, como muestra la cercanía que compartieron mientras coincidieron en el poder Trump y López Obrador. Así habría podido ser entre el mexicano y el recién electo mandatario argentino Javier Milei –muchas ideas comparten: escepticismo frente a la figura de un banco central autónomo, militarización de la seguridad pública, distancia de los movimientos feminista y de diversidad sexual– de no ser porque, en la estridencia de su discurso polarizante, este último ha tildado a López Obrador de “verdaderamente patético, lamentable, repugnante”. El mexicano no tiene, pues, más alternativa que condenar la figura de Milei; es importante, sin embargo, constatar que lo que crítica en él es sus ideas de derecha, no sus prácticas antidemocráticas.

Me sorprende menos coincidir por una vez con un presidente con el que no comparto valores que disentir con tanto vigor de quien se asume custodia de la democracia en México. La noche misma del triunfo de Milei, Xóchitl Gálvez tuiteaba “¡En Latinoamérica soplan vientos para mejorar nuestros países! El pueblo argentino le puso un alto al mal gobierno y los malos resultados”, festinando el triunfo de quien ha anunciado ya la disolución de 12 ministerios entre los que se cuentan los de Salud, Educación, Desarrollo Social, Medio Ambiente, Cultura y Ciencia, y que propone dolarizar la economía, permitir la venta de armas y prohibir el aborto.

Cabe la posibilidad de que Gálvez no sepa quién es y qué representa Milei, lo que la dibujaría como una política frívola y aldeana, caso grave. Más grave resultaría lo más probable: que sepa qué piensa y propone el argentino, y coincida; que su crítica al obradorismo esté formulada desde la derecha más retrógrada y no desde la defensa de la democracia.

Si pretenden el voto de los demócratas, la oposición y su candidata nos deben una explicación.

POR NICOLÁS ALVARADO

COLABORADOR

IG: @NICOLASALVARADOLECTOR

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