AGENDA LEVANTINA

Francia y la guerra en Gaza

París se mantiene desdibujada, alineada a Washington, sin capacidad para criticar la política israelí y sin la voluntad de exigir un cese el fuego

OPINIÓN

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Marta Tawil / Agenda Levantina / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Para París, el conflicto es una cuestión geopolítica y de política interna.

Durante su visita a Israel el 24 de octubre pasado, el presidente Emanuel Macron declaró, entre otras cosas, que las víctimas israelíes fueron asesinadas por Hamas solamente por ser judías y evocó la idea de crear una coalición internacional contra el grupo terrorista.

En suma, negó el carácter ante todo nacional y territorialmente delimitado de la lucha palestina, confundiéndola deliberadamente con la ideología transnacional yihadista de grupos como el Estado Islámico. 

Para Francia, el tema palestino no ha dejado de ser una cuestión a la vez geopolítica y de política interna. Entre las víctimas del ataque de Hamas se encuentran casi 30 personas con ciudadanía franco-israelí y otras siete están desaparecidas o siguen siendo rehenes del movimiento. Además, ese país alberga la comunidad judía y la población musulmana más grandes de Europa. Desde el estallido de la segunda intifada palestina en 2001, en Francia se multiplicaron actos antisemitas y, sobre todo, antiárabes e islamófobos. 

Desde los años de Nicolas Sarkozy (2007-2012), la política proisraelí de Francia sin duda refleja la intensificación de las tensiones identitarias ligadas al hecho multicultural en el territorio nacional, y de la creciente islamofobia. Ese giro se profundizó de tal manera que se adoptaron en los últimos años medidas que criminalizan el movimiento a favor de los derechos palestinos, como la prohibición parcial o total desde 2014 de reuniones de solidaridad con Palestina. Se señala a los manifestantes en gran medida como simpatizantes de Hamas, movimiento nacionalista islamista calificado de terrorista por los países europeos y Estados Unidos.

El año pasado, el exprimer ministro Jean Castex describía a Jerusalén como la "capital eterna del pueblo judío", rompiendo con el paradigma de dos Estados defendido por la comunidad internacional –incluida Francia– que apoya la creación de un Estado palestino con Jerusalén Oriental como capital.

Macron ha equiparado en sus declaraciones el antisionismo con el antisemitismo. En el marco de la guerra actual que Israel libra en Gaza, se iluminó la Torre Eiffel con los colores israelíes, se autorizaron manifestaciones proisraelíes y se pretendió prohibir aquellas favorables a los palestinos, y el Ministro francés del Interior acusó al futbolista Karim Benzema de pertenecer a la Hermandad Musulmana, por sus mensajes de apoyo a los civiles palestinos en redes sociales.

Lejanísima parece la imagen del presidente Jacques Chirac, festejado por las sociedades de Medio Oriente por poner a un arrogante soldado israelí en su lugar en la ciudad vieja de Jerusalén en octubre de 1996. 

En el plano geopolítico, Francia se mantiene desdibujada, alineada a Washington, sin capacidad para criticar la política israelí y sin la voluntad de exigir un cese el fuego inmediato. Esta política se revelará tan torpe como peligrosa. 

POR: MARTA TAWIL

IINVESTIGADORA DE EL COLMEX

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