CAUSA COMÚN POR MÉXICO

Sufrimiento

Requerimos en el mundo aumentar nuestra sincera solidaridad humana con las víctimas de la guerra, del lado que sean

OPINIÓN

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Fernando Alberto García Cuevas / Causa Común por México / Opinión Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Las causas que originaron el conflicto armado derivado del ataque terrorista del grupo Hamas al pueblo y gobierno de Israel, son múltiples y dolorosas. Religión y política, intereses económicos y territoriales, creencias culturales y fanatismos son la constante. Guerra, sufrimiento y muerte. Las consecuencias que de nueva cuenta indignan y preocupan al mundo entero están presentes. 

El propósito de esta reflexión es traer a cuentas, el sufrimiento que agobia a la población civil israelí tanto como a la palestina, así como a los habitantes de todas las naciones de la región. 

Si bien es cierto esta parte del mundo vive desde hace muchas décadas con la zozobra que implica la amenaza permanente de conflictos que no terminan derivando en violencia y guerra que no termina. 

No se puede ignorar el daño físico y emocional que impacta la vida de los seres humanos que ahí habitan, a quienes el conflicto imprime cicatrices imborrables en las mentes y cuerpos de los afectados por el resto de sus vidas, —si es que logran sobrevivir—.

Requerimos en el mundo aumentar nuestra sincera solidaridad humana con las víctimas de la guerra, del lado que sean.

En estos días de guerra la población sufre de distintas maneras. 

Por las calles derruidas el olor a sangre y muerte es penetrante e insoportable. 

La oscuridad de la noche aumentada por los cortes de electricidad y agua asoma un reino de muerte y penumbras. 

El humo y las llamas confunden el motivo de las lágrimas que escurren en los rostros angustiados, impotentes, cubiertos de polvo, pólvora y pavor. 

El sonido de los aviones de guerra, el zumbido de los misiles, el estallido de las bombas y granadas, los gritos y aullidos de la gente inocente atrapada en las ciudades y pueblos que habitan. Los huérfanos se cuentan por miles, los padres que perdieron o vieron morir a sus hijos, o quedar mutilados de alguna parte de su cuerpo, todos ellos sufren un dolor incurable. 

Que decir de los soldados que reciben ordenes que deben cumplir. Eliminar a los enemigos para salvar a su nación. Los daños colaterales son mayores que los objetivos prioritarios. 

El ambiente igual esta fétido de odio y venganza, anarquía, éxodos, desplazamientos, expatriaciones, perdidas de todo, destrucción material humana y moral. Por todas partes están regados los escombros.

Los mensajes de denuncia, indignación, rescate y salvamente están por todas partes. Los organismos internacionales ahí están, solo están, mientras los conflictos aumentan, sin mostrar ningún signo para la esperanza de terminar la guerra, ni siquiera, de disminuir la violencia, para evitar más muertes y dolor.

No podemos permitir por ningún motivo acostumbrarnos a la guerra y sus lamentables consecuencias que tanto dañan nuestra humanidad. 

Tomar conciencia es aportar, contribuir con lo que esté a nuestro alcance.

PD. Que no se olvide a los hijos de la guerra que también sufren por la invasión rusa en Ucrania. Hacernos inmunes a la desgracia humana, es contribuir a su destrucción.

POR: FERNANDO ALBERTO GARCÍA CUEVAS

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