COLUMNA INVITADA

Las calles eran la excepción

El pasado está presente como el conjunto de piezas de un rompecabezas esperando a que alguien pueda armarlo y así darle sentido

OPINIÓN

·
Ignacio Anaya Minjarez / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

El pasado está presente como el conjunto de piezas de un rompecabezas esperando a que alguien pueda armarlo y así darle sentido. No es algo dado, pero tampoco desconocido en el imaginario de cada uno. De allí aparece el recuerdo, ya sea individual o colectivo, del cual emanan diferentes emociones: felicidad, tristeza, enojo y miedo, por mencionar unas cuantas.

Estos recuerdos pueden provenir de diferentes sucesos que invitan a dialogar al pasado, presente y futuro. Recientemente, se ha visto este fenómeno con un tema que se está volviendo característico del México contemporáneo: la militarización. La trasferencia del mando civil de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional y la aprobación de alargar el periodo del Ejército en las calles han revivido recuerdos no muy positivos y sembrado incertidumbre sobre el papel que desempeñarán las fuerzas armadas en los próximos años. 

Hay quienes argumentan que el proceso de militarización comenzó desde los inicios de la Guerra contra el Narcotráfico. Si la administración actual es la continuación de esta ideología militarista o el momento crucial hacia un Estado militar quedará por verse.

A pesar de todo esto, por un día son celebrados. Muchos todavía recuerdan cuando los militares no estaban patrullando las calles, cuando las únicas ocasiones en que se les veía marchando en las calles era en los desfiles cívicos militares, particularmente el del16 de septiembre. No solo eso, ahora toma protagonismo la Guardia Nacional desfilando con los demás elementos de seguridad.

Resulta interesante la cercana temporalidad en que resurgieron los miedos a la militarización, a partir de los esfuerzos gubernamentales por llevarla a cabo, y el desfile al que asistieron miles de espectadores. Se supone que es un momento de orgullo nacional ver desfilar a los sujetos que luchan por la seguridad de los ciudadanos. Al menos desde hace tiempo ese ha sido el objetivo de dicha tradición, pero para cada generación, cada persona, ver al Ejército representa algo distinto. 

Para unos es nacionalismo, orgullo y defensa de la soberanía, para otros es el pasado que difícilmente se olvida: es el 68, es El Halconazo, es Acteal, es Tlatlaya, es el Tec de Monterrey, es Ayotzinapa…Nombrar cada caso implicaría realizar una columna aparte. Todos esos sucesos vuelven a manifestarse cuando surge el tema de la militarización. El pasado revive los debates del presente y genera los miedos del futuro.

El desfile del 16 de septiembre del 2022 merece ser visto desde el simbolismo que representa, aunque lo haga de manera inconsciente. Es la puerta de entrada hacia una sociedad dividida en la manera de armar ese rompecabezas del pasado y meterlo en la ecuación presente - futuro al momento de toparse con la cuestión militar en el país. El protagonismo de las fuerzas armadas así lo obliga. 

POR IGNACIO ANAYA

COLABORADOR

@IgnacioAnay

MAAZ