DEFINICIONES

Distractores

Con varios frentes abiertos, AMLO conduce la narrativa hacia el terreno que lo hace sentir más cómodo: el de la confusión. Agita las aguas, siembra polémica, profundiza en la polarización...

OPINIÓN

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Manuel López San Martín / Definiciones / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Pasan muchas cosas, y en realidad no pasa nada. Vivimos entre distractores.

Con varios y muy diversos frentes abiertos, el presidente López Obrador conduce la narrativa estratégicamente hacia el terreno que lo hace sentir más cómodo: el de la confusión. Agita las aguas, siembra polémica, profundiza en la polarización. “Si no puedes convencerlos, confúndelos”, dijo el presidente estadounidense Harry S. TrumanAMLO lo hace como pocos.

Los asuntos más urgentes, quedan eclipsados por las palabras y la narrativa. La violencia, por ejemplo, es tangencial. La situación económica, tampoco parece prioridad. El aumento en los niveles de pobreza o el desabasto de medicamentos, no aparecen como preponderantes. En contraste, los distractores acaparan la agenda. Unos provocados, otros aprovechados.

Esa es la dinámica. Abrir frentes. Muchos. Más de los que se pueden administrar. La fuga hacia adelante. Porque en el río revuelto es donde el presidente se siente más cómodo, y suele ganar. En ese terreno, nadie lo hace mejor que él.

La polémica con el Parlamento Europeo por una votación en la que pide a las autoridades mexicanas, garantizar la protección y creación de un entorno seguro para periodistas y defensores de los derechos humanos, permitió alimentar un nuevo distractor. López Obrador no solo mostró su desacuerdo; polemizó, regaló debate a la grada y con ello intentó desviar la atención del fondo, a la forma.

En una resolución aprobada con 607 votos a favor, 2 en contra y 73 abstenciones, los eurodiputados señalaron que “México es desde hace mucho tiempo el lugar más peligroso y mortífero para los periodistas fuera de una zona oficial de guerra”. Razón en esas palabras no falta: este 2022 han sido asesinados siete periodistas.

A ello se suma, advierte el texto, un problema endémico de impunidad, ya que alrededor del 95 % de los asesinatos de periodistas permanecen impunes. También es cierto.

El Parlamento, dicen, “observa con preocupación las duras y sistemáticas críticas formuladas por las más altas autoridades del gobierno mexicano contra periodistas”. Alude, en concreto, a la “retórica populista” del presidente en sus mañaneras para denigrar e intimidar a periodistas, propietarios de medios de comunicación y activistas. “La retórica de abuso y estigmatización genera un ambiente de agitación incesante contra los periodistas independientes”. Aquí sí resulta desproporcionado relacionar “las duras y sistemáticas críticas formuladas por las más altas autoridades” y “la retórica de abuso y estigmatización”, con los asesinatos de comunicadores. Hasta ahora en ningún asesinato se ha probado tal correlación.

La respuesta fue dura. Poco diplomática, por decir lo menos. Habiendo tantas formas de responder, se optó por un lenguaje con el que, lo menos que dijo a los eurodiputados fue que eran “borregos”, les pidió “evolucionar” y dejar “atrás su “manía injerencista”. El presidente no le hablaba a quienes votaron la resolución, sino a su grada.

El documento le cayó como anillo al dedo para, de nuevo, distraer. Para él, no es tan relevante lo importante, sino lo que para el presidente resulta útil y estratégico. Así andamos. Vivimos entre distractores.

POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM
@MLOPEZSANMARTIN

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