En los foros de la Reforma Eléctrica se escucharon demandas que pusieron al descubierto los enormes desafíos energéticos de las distintas regiones de México.
Me quiero referir de manera particular al sureste mexicano, donde inició la revolución energética del país, con la explotación de los campos gigantes de Samaría, Cactus, Iride y Cunduacán con los cuales Tabasco llegó aportar las tres cuartas partes de la producción nacional de hidrocarburos; posteriormente, con el super gigante Cantarell frente a las costas de Campeche, que alcanzó a producir poco más de 2 millones 125 mil barriles por día, la región se convirtió en la palanca de desarrollo de México, al gasificar e industrializar el centro y norte de nuestra nación.
Además, gracias al sistema de presas de la cuenca hidroeléctrica del rio Grijalva, ubicada en Chiapas, cuyos afluentes atraviesan la planicie tabasqueña, se dio un gran salto en la electrificación del territorio nacional.
En el altiplano del país se podrá decir que esto es historia, pero nada más equivocado, en primer lugar, porque en las Cuencas del Sureste se concentra el mayor potencial de hidrocarburos al contar con el 55 por ciento de reservas 3P, además, los caudalosos ríos que hacen posible las grandes hidroeléctricas.
Por eso, la Comisión Federal de Electricidad invertirá mil millones de dólares en un programa de modernización de centrales hidroeléctricas, que alargará por 50 años más la de vida de éstas.
Con base en estos antecedentes, planteamos de manera categórica que la reforma eléctrica en curso debe convertirse en una oportunidad para reducir la brecha de desigualdad entre un norte industrializado y un sur atrasado.
Esto necesariamente tiene que pasar por tarifas justas para las familias y núcleos productivos de los estados del Sureste, con la homologación de la tarifa 1F en Tabasco tanto para la temporada de verano como la de invierno.
Para desmentir la falsa percepción que existe en el centro del país de que Tabasco es privilegiado porque cuenta con la tarifa más baja; exponemos en primer lugar, que su clima denominado Trópico Húmedo no tiene invierno; en segundo lugar, a través de un estudio de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, se comprobó que la temperatura del aire al interior de las casas- habitación es superior a las temperaturas registradas en el exterior en las horas de mayor demanda de energía, como son las 22:00 Hrs. donde registran temperaturas de hasta 34 grados; sin embargo, el costo de la luz se triplica al pasar de la temporada de invierno a verano, por ejemplo el costo de 600 kilowatts pasa de 387 pesos a 1,100 pesos.
A 159 años en que Manuel Gil y Sáenz descubriera las chapopoteras de San Fernando en Tabasco, llegó la hora de cumplir a los tabasqueños sus demandas históricas en materia energética, que inciden directamente en su economía familiar y calidad de vida, me refiero a tarifas eléctricas bajas y justas, lo cual enarbolaremos y defenderemos desde la Cámara de Diputados.
POR MANUEL RODRÍGUEZ GONZÁLEZ
PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE ENERGÍA DE LA LXV LEGISLATURA DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS DEL H. CONGRESO DE LA UNIÓN
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