MALOS MODOS

Virtudes del nuevo aeropuerto

Ha sido terrible la injusticia a la hora de juzgar el inminente aeropuerto Felipe Ángeles

OPINIÓN

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Julio Patán / Malos Modos / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Ha sido terrible la injusticia a la hora de juzgar el inminente aeropuerto Felipe Ángeles, debida a lo que solo puedo entender como el producto de actitudes raci-clasistas: el arraigado conservadurismo, el espíritu fifí, propio de neoliberales, ciega a los críticos a las muchas virtudes del que, a fin de cuentas, es un proyecto concebido por el mejor arquitecto del mundo. Me refiero al Supremo Arquitecto, el arquitecto de nuestro destino: Andrés Manuel López Obrador.

Deja volar la imaginación. Supón que organizaste, tras un año de trabajo duro, un viaje familiar. Luego de descubrir que el tren que te debería llevar al aeropuerto es buenísimo, categoría “austeridad premium”, pero no está propiamente en funcionamiento, enfrentas una disyuntiva que te permite la experiencia única de tomar decisiones en familia: o suben a un taxi que les cobrará el equivalente a una quincena, o abrazan la experiencia maravillosa de un microbús.

Y es que las dos horas cuarenta y cinco de trayecto pueden ser ya muy enriquecedoras, por las posibilidades de aprendizaje que ofrecen. Créeme: tus hijos va a salir transformados de esa camioneta. “¿Ven esos puestos? Venden suadero. Fíjense bien: en una de esas vemos a nuestro presidente. Ya les he contado lo mucho que le gusta la comida popular”. “¿Saben que no necesitamos un baño para hacer nuestras necesidades? Desde tiempos inmemoriales, nuestro pueblo ha usado otros recursos para eso. Luisa, acábate la cocacola y préstale la botella a Humberto”. “Si entran unos señores con pistolas, no los vean a los ojos. Recuerden que es una señal de agresividad para muchas especies”.

Por supuesto, el aeropuerto brinda también muchas posibilidades de crecimiento personal. En el baño mismo, para empezar, en el escenario improbable de que no haya sido necesario echar mano de la botella: “No, hijo. No se está tirando un clavado a la pipí. Es un Niño Héroe que defiende a su país del imperialismo yanqui. Aunque no todos los gringos son malos, ¿eh? Acuérdate de Donald Trump”. Para no hablar de la importancia de conocer a personas provenientes de otras culturas. “Toda esta gente es de Venezuela, chicos. Su presidente es muy amigo del nuestro. ¿Cómo? ¡Jajaja! Sí, seguro que también muerde a los niños en el cachete”. Del Museo del Mamut, ni hablar. Imagínate que le encargan diseñar una experiencia interactiva a los creadores de los videos con verduras del gobierno federal: “Hola, soy Mamutín y este chilacayote me va a hacer fuerte y sano. Las frituras, ¡fuchi o caca!”.

Además, la experiencia puede ser doble. Imagínate que hay apagón y, altavoz en mano, alguien anuncia: “Buenas tardes, damas y caballeros. El Aeropuerto Felipe Ángeles informa que el vuelo 742 a Mérida saldrá de la Terminal 1 del aeropuerto de Toluca. No olviden respetar la sana distancia”.

POR JULIO PATÁN
COLUMNISTA
@JULIOPATAN09

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