Miguel Barbosa no pudo cumplir la última cita que tenía con la gente de Puebla: su cuarto informe de gobierno. En lugar de eso, la cúpula morenista, así como el gabinete de la entidad y Rosario Orozco, viuda del estadista, se lamentan por la muerte del líder local, quien dejó de existir la tarde de ayer en un hospital de la Ciudad de México.
Los cortejos fúnebres, los mariachis, los trajes negros, los arreglos florales y el llanto de la clase política han sido los protagonistas durante este miércoles en el que los restos del abanderado de la Cuarta Transformación fueron llevados a su estado natal.
Las manifestaciones por parte de sus colegas han sido varias, en ellas se le menciona como un hombre estricto, de carácter duro, pero con un amor inconmensurable por su estado, del cual se le fueron negadas las riendas durante la elección de 2018, fecha en la que se le dio el triunfo en las urnas a Martha Érika Alonso.
La tragedia de un accidente en helicóptero de la gobernadora junto con su esposo Rafael Moreno Valle, a unas horas de la primera Navidad del sexenio, le permitió a Barbosa una revancha en los comicios extraordinarios tras los cuales asumió el poder del estado.
Polémico, de declaraciones fuertes y con una bandera en contra de la corrupción, la administración del morenista lo llevó a criticar al presidente Andrés Manuel López Obrador, a reconciliarse con él y a establecer una batalla en contra de diversas ilegalidades. La más reciente de ellas fue la recuperación del Museo del Barroco.
Este recinto, que tampoco pudo reinaugurar, estuvo en disputa durante varios meses después de que un juez de Cholula declarara que no había sustento al reclamo que hizo el empresario Ricardo Henaine para recuperarlo tras haberlo donado para la construcción del apodado "Parque de las Estafas".
Miguel Barbosa es despedido en una ceremonia encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador en la Casa Aguayo.
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