El Papa Francisco continuó con su ciclo de catequesis sobre las virtudes teologales, que son fe, caridad y esperanza, reflexionando en esta última como aquella que da sentido
La esperanza es la respuesta que se ofrece a nuestro corazón cuando surge en nosotros la pregunta absoluta: ¿Qué será de mí? ¿Cuál es el destino del viaje? ¿Cuál es el destino del mundo?
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Añadió que la esperanza es una virtud que constantemente se peca.
Pecamos contra la esperanza cuando en nosotros el otoño anula la primavera; cuando el amor de Dios deja de ser un fuego eterno y nos falta la valentía de tomar decisiones que nos comprometen para toda la vida.
El Sumo Pontífice dijo que la esperanza y la paciencia van juntas para poder “atravesar las noches más oscuras”.
El mundo tiene necesidad de la esperanza, como también necesita tanto la paciencia, virtud que camina de la mano de la esperanza. Los seres humanos pacientes son tejedores de bien. Desean obstinadamente la paz, y aunque algunos tienen prisa y quisieran todo y todo ya, la paciencia tiene capacidad de espera. Incluso cuando muchos a su alrededor han sucumbido a la desilusión, quien está animado por la esperanza y es paciente es capaz de atravesar las noches más oscuras. Esperanza y paciencia van juntos.
El Obispo de Roma expresó que para la virtud de la esperanza, “la edad no cuenta”
La esperanza es la virtud del que tiene un corazón joven; y aquí, la edad no cuenta. Porque existen también ancianos con los ojos llenos de luz, que viven una tensión permanente hacia el futuro.
Al inicio de la Audiencia General, el Papa dejó una flores y rezó un momento, ante la imagen de la Virgen de Nuestra Señora de Luján, donde pidió por su patria Argentina
Hoy en mi patria, en Argentina, se celebra la solemnidad de Nuestra Señora de Luján, cuya imagen está aquí presente. Pidamos por Argentina, para que el Señor la ayude en su camino. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide.
dhfm