HISTORIAS DE LA MONARQUÍA

Las terribles enfermedades que casi extinguen a la realeza por sus relaciones incestuosas

La endogamia ocasiono trastornos mentales y consecuencias mortales para los herederos de la corona

MUNDO

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Isabel y Felipe eran primos lejanos, ambos son descendientes de la reina Victoria.Créditos: AP

Muchas familias de la realeza son conocidas por su necedad de querer seguir en la monarquía sin importar nada, y con tal de mantener el linaje no importa que contraigan matrimonio con sus mismos vínculos sanguíneos. Entre mortalidad infantil, discapacidad intelectual, locura, deformaciones y otras enfermedades son las que documentan historiadores que la realeza sufrió gracias al incesto en la monarquía. La endogamia aumenta la posibilidad de transmitir enfermedades de tipo hereditario. Y una de ellas fue la hemofilia, que más allá de tener alteraciones en la sangre, también detonaba trastornos mentales. 

La reina Victoria

La emblemática monarca, quién es la tatarabuela de la difunta reina Isabel II y de su esposo Felipe de Edimburgo, la culpable de que ambos tuvieran parentesco, también cometió actos de incesto con su propio primo, el príncipe Alberto.

Sin embargo, ella provenía de un linaje donde el incesto era común, por lo que la hizo ser portadora de la hemoglobina B, una enfermedad atípica que se caracteriza por la aparición de hemorragias internas y externas que causa un deterioro en las personas que la padecen. Incluso uno de sus cinco hijos murió a causa de esa afección ante la complicada coagulación de sangre.

Reina Victoria Foto: (Getty Images)

Jorge III

Conocido como “el rey loco” quien gobernó casi 60 años en Inglaterra, vivió con una extraña enfermedad que le ocasionaba afectaciones en el sistema nervioso, esto hizo llegar al borde de la locura y sufrir de bipolaridad. Su condición porfiria originada por la acumulación de sustancias químicas naturales que producía su cuerpo, las porfirinas están presentes en en los glóbulos rojos, ayudan a fijar el hierro en la sangre y transportan oxígeno tanto a los órganos como a los tejidos. 

Jorge III Foto: Especial

Carlos II

Además de los problemas en hemorragias internas y enfermedades mentales, también la endogamia ocasionaba deformaciones faciales, ya no era un asunto interno sino que también se podía ver en el aspecto de físico. Carlos II fue víctima de estas consecuencias, y se podía observar en su nariz que sobresalía más allá de lo común de su rostro donde caía hasta su labio inferior poco común lo nombraban “El Hechizado” por su peculiar apariencia, además de sufrir retraso mental.

Carlos II, retratado por Juan Carreño de Miranda.

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