PSICOLOGÍA PARA NIÑOS

¿Tu hijo necesita terapia psicológica? 3 formas de identificar si es necesario

La terapia a temprana edad es fundamental para evitar que los niños y niñas crezcan con problemas de personalidad o el control de sus emociones

ESTILO DE VIDA

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La terapia a temprana edad puede prevenir conductas negativas en el futuroCréditos: Pexels

La psicología es una de las ciencias más importantes en la actualidad. El tener una mente sana puede ser fundamental para encontrar la felicidad y el éxito personal y profesional; pero también es uno tema tabú, ya que todavía no se puede hablar con facilidad de acudir a terapia para tratar alguna situación o problema en la vida. En esta ocasión vamos a revelar tres formas en las que los papás se pueden dar cuenta que sus hijos necesitan acudir con un terapeuta. 

Si bien es cierto que no es fácil reconocer cuando alguien debe acudir a una terapia, la realidad es que existen algunas actitudes o 'red flags' que indican que esa persona tiene algo que debe tratar con un profesional de la salud mental. Ahora nos vamos a enfocar en las formas en las que los niños y niñas muestran que necesitan la ayuda de un psicólogo o psicoanalista. Roxana Inclán, psicoanalista especializada en niños y adolescentes, reveló para El Heraldo de México algunos detalles sobre estos comportamientos y otras características a tener en cuenta a la hora de elegir al terapeuta de tus hijos. 

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Roxana Inclán, psicoanalista especializada en terapia infantil (Diego Zarazua)

La importancia de la salud mental desde temprana edad 

La experta en salud mental en niños y adolescentes explicó que ella se enfoca, principalmente en menores de edad debido a la importancia de tratar y cuidar las mentes de las personas desde pequeños. El acudir con expertos en salud mental desde temprana edad puede considerarse no solo un método de intervención sino también de prevención de problemas emocionales y sociales en el futuro. Actualmente se sabe que los niños son como esponjas, y como tal, ellos absorben todo lo que los rodea, desde formas de hablar, hasta comportamientos y expectativas que se les imponen tanto de manera consciente como inconsciente. 

"Los niños absorben no sólo conocimiento intelectual, sino que también perciben mensajes que el mundo les manda a los niños como conductas y maneras de socializar, exigencias, expectativas y miedos. Creo que si en algún momento no se aborda alguno de estos temas forma oportuna pueden generar conflictos importantes en etapas más adelante", explicó la psicoanalista en entrevista para El Heraldo de México.

Debido a todos los factores a los que se enfrentan los niños, se recomienda que acudan a terapia con profesionales desde temprana edad para evitar que esos pequeños conflictos que se presentaron cuando eran pequeños se conviertan en problemas mayores de autoestima, identidad, agresión, inseguridad o algunos otros temas que afecten en la vida adulta. 

La psicología infantil es ideal para evitar problemas de adultos (Pexels)

¿A partir de qué edad se puede ir a terapia?

Roxana Inclán considera que no hay una edad indicada para que los niños y niñas puedan acudir a terapia, ya que, desde muy pequeños los interactúan con su alrededor desde los distintos sentidos. Lo que la experta indica es que hay algunos factores que se deben tener en cuenta para determinar si existen motivos para que un experto en salud mental ayude a los niños a seguir adelante con su crecimiento. 

"Creo que como tal no hay una edad ideal. Se dice que cuando ya empiezan a caminar, cuando ya tienen algunas palabras aprendidas, pero no es una regla. Llegan niños desde edad maternal, a los 2 años que están con el control de esfínteres o cuando empiezan a entrar al kinder y sin duda, el trabajo con los papás es muy importante mientras más pequeños son. En estos momentos se presentan muchos casos a terapia porque es una etapa en la que se empiezan a tener más autonomía y se enfrentan a nuevos retos personales", indicó la psicoanalista. 

3 formas de identificar que un niño necesita terapia

  • Manejo de la angustia o ansiedad: desde temprana edad se enfrentarán a situaciones que pueden sacarlos de zona de confort. El dejar a los papás para comenzar a ir a la escuela, el nacimiento de hermanitos, problemas familiares, entre otros son ejemplos de situaciones estresantes. Roxana indica que cuando los niños reaccionan con inhibiciones en el desarrollo tanto cognitivo como emocional o con indiferencia, llanto desmedido, enojo e irritabilidad o pierden alguna habilidad antes ya adquirida como el control de esfínteres o el habla puede indicar una llamada de atención para que los papás atiendan o en su defecto se acuda con un profesional de la salud mental. 
  • Problemas en la socialización: es importante que los pequeños socialicen con otros niños, pero en ocasiones no tienen la facilidad de convivir con otras personas, ya sea que sean impulsivos, agresivos o muestren inseguridad o vergüenza y culpa. Cuando existen problemas en este punto se puede reflejar falta de confianza o algún otro problema que deba ser tratado con un psicólogo o un psicoanalista. 
  • Regulación de la frustración: el manejo de la agresión y el manejo de la frustración es algo que se aprende desde muy pequeños. Por ejemplo, si cuando se frustran empiezan con golpes, tanto hacia los demás como hacía ellos mismos es importante estar al pendiente.
Se debe evitar regañar a los niños ante malas actitudes (Pexels)

Cómo se pueden atender las red flags

  • Tranquilizar a los niños: ante la posibilidad de enfado o rabietas es de suma importancia buscar tranquilizar a los niños antes de corregir sus comportamientos.
  • Guardar la calma y acompañarlos: si bien se les tiene que señalar cuando algo está mal, es importante evitar reaccionar con gritos y/o golpes. Se recomienda guardar la calma, acompañarlos validando sus emociones, ayudándoles a entenderlas y expresarlas de una manera adecuada.
  • Establece un lugar seguro: en algunas ocasiones los niños pueden reaccionar con golpes, por eso es importante buscar un espacio en el que no lastimen a los demás y no se hagan daño así mismos, indicó la psicoanalista. La idea es que no aprendan a reaccionar con agresión.
  • Plantea y anticipa las consecuencias: se recomienda que los papás busquen que los pequeños entiendan que ese tipo de actitudes tienen consecuencias negativas, para lo cual es muy importante indicar lo que se espera y no se espera de ellos.
Los psicólogos usan juegos, videos y tecnología para tratar a los niños (Diego Zarazua)

¿Cómo se trabaja la salud mental con los niños?

El trabajo en psicología y psicoanálisis con los niños no es igual que con los adultos. Al no tener la posibilidad de contar con un lenguaje fluido para expresar sus problemas, los profesionales de la salud mental deben tomar en cuenta otras herramientas para que los pequeños puedan elaborar sus emociones, problemas o todo lo que ocurra en su vida. Algunas de estas son el juegos, dibujos y dinámicas que favorezcan el establecimiento de la confianza. Otro detalle importante es el involucramiento de los papás en el tratamiento, ya que son parte fundamental en la crianza y la vida de los niños. 

"En la mayoría de las corrientes de psicoterapia se trabaja con los niños a través de juegos, arte, películas, música, tecnología, entre otras herramientas. Por ejemplo, todos en la infancia tenemos una película que vimos varias veces o juegos que no nos cansábamos de jugar. En cierto modo, esto nos permitía elaborar conflictos o situaciones tanto de manera consciente como inconsciente. Tanto en niños como en adolescentes, este tipo de acciones repetitivas pueden hacer que no solo se expresen emociones  sino que a través del juego logran trabajarlas", indicó Inclán.

Se debe tener en cuenta que dependiendo de la rama de la psicología es el tiempo y la forma de trabajar de los profesionales. La psicoanalista indica que tanto los padres como todos los involucrados deben tener en cuenta la frecuencia y la constancia de las sesiones, así como, la duración de la terapia, ya que, en muchas ocasiones se esperan resultados inmediatos o se busca solo desaparecer el síntoma sin llegar a comprender realmente lo que le sucede al infante.