En la recta final de los procesos electorales en México es común escuchar el llamado al denominado “voto útil” para favorecer a alguno de los candidatos que se encuentran en la contienda o, en su defecto, para perjudicar a otro de ellos.
En el último mes de campañas en México antes de la histórica jornada electoral del 2 de junio en la que se elegirán más de 20 mil cargos locales y federales con la posibilidad de que casi cien millones de mexicanos emitan su voto, el concepto del "voto útil" comienza a repetirse de manera cada vez más frecuente, aunque no todos entienden qué significa.
El voto útil es un concepto que se utiliza para intentar convencer a los ciudadanos de no votar por la opción que desean, al decirles que tiene pocas probabilidades de victoria, por lo que no tiene utilidad, y que en cambio se decante a favor de otra opción, supuestamente más popular.
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¿En qué casos se pide el voto útil?
Los escenarios en los que se pide el "voto útil" son diversos, ya que puede solicitarse cuando la contienda electoral se apunta a ser cerrada entre dos punteros, por los que se pide a los simpatizantes de la opción u opciones restantes que se decanten por cualquiera de los candidatos más fuertes para aumentar sus posibilidades de victoria.
Pero también se pide el voto útil cuando la diferencia entre un sólo puntero y el resto de los contendientes es tan amplia que se pide el voto de los simpatizantes de las otras fuerzas políticas, al considerar que así podrán acortar las distancias.
¿Quiénes piden el voto útil?
Los llamados al "voto útil" vienen desde distintos frentes, pero todos ellos tienen la coincidencia de ser partidarios de la candidatura por la que piden el voto útil o en todo caso detractores de aquella que luce más sólida.
Así el voto útil puede ser solicitado por los propios candidatos en la contienda, sus equipos de campaña, los partidos políticos que los postulan, los ciudadanos que simpatizan con ellos e incluso analistas y comentaristas políticos.
¿Es recomendable aplicar el voto útil?
La decisión de votar por una u otra opción, ya sea la que originalmente se tenía pensada u otra con la que también se simpatice dependerá de cada ciudadano; lo único importante es que la decisión respecto a qué nombre se tachará en la boleta debe ser informada y razonada, además de libre y secreta.
Lo recomendable es siempre votar por la candidatura con la que se tenga más coincidencias y recordar que no existe el voto “inútil” pues al sufragar por el candidato o la candidata de nuestra preferencia esto quedará asentado en las actas y, aunque no obtenga la victoria, lo cual es parte de la democracia, se habrá hecho escuchar tu voz ciudadana.
Vale la pena remarcar que los resultados de las elecciones no se pueden predecir con antelación, pues incluso cuando las encuestas presenten a una candidatura con ventaja o a otra rezagada, esto es sólo una fotografía del momento, que puede ser totalmente distinta a los resultados finales que se obtengan en las urnas.
Lo más importante, votes por quien votes, es participar en este ejercicio democrático, el cual es un derecho obtenido tras años de lucha. Por ello, este 2 de junio no olvides votar de manera responsable, consciente e informada por las y los candidatos que consideres la mejor opción.