LEGENDARIO ENTRENADOR

Ignacio Beristáin, el sabio del boxeo

El legendario entrenador mantiene firme la disciplina en su gimnasio, ahí evoca el presente de su vida y el aprecio a Luis Spota

EDICIÓN IMPRESA

·

Esa etiqueta, como el mejor entrenador de México en la historia, esquiva cualquier discusión. Y es que a los más de 30 campeones mundiales que forjó sobre el ring, se suma su colmillo, afilado desde una infancia brava, que dio aviso que Ignacio Beristáin (Veracruz, 1939) estaba destinado a lo convulso del boxeo.

Tiene más de 60 años dedicados a una vida que va round por round. “El tiempo no pasa de en balde, con la edad ya uno se cansa”, confiesa. “Pero la disciplina no es una liga que se estira o se encoge, esa es la misma siempre”, aclara.

Al recorrer su Gimnasio Romanza, por ahí se asoma el nocaut de Juan Manuel Márquez a Manny Pacquiao (2012); las fotos de JC Chávez con su poderoso gancho; pero Gilberto Román y Daniel Zaragoza, sus primeros campeones, tienen un lugar especial.

Es un maestro prudente, pese a ser intrépido a la hora de emitir un juicio. Desde la esquina, a cada aprendiz le aconseja cuidar su integridad antes que los títulos, como cuando al Dinamita le recordó que, aún ganando millones, ninguna cantidad le sería suficiente para “comprar un cerebro nuevo”.

Lo dice porque probó lo doloroso que es subir el ring: “Este deporte es muy traumático, es duro y difícil”, pero también matiza el diálogo al recordar lo bondadoso que es el boxeo mexicano con tantos ídolos que ha dejado.

Incluso, no titubea al decir que, en poco tiempo, llegará una leyenda de la talla de un JC Chávez, y que saldrá del lugar menos esperado, pues en cada rincón del país, hay talento.

 

RECINTO SAGRADO

Su lugar de entrenamiento es patrimonio pugilístico. Desde ahí atiende llamadas para cerrar peleas en Japón, “este chavo es buen boxeador y tiene huevos”, señala, mientras de fondo se escuchan los golpes a sacos, peras, los sparrings y el cronómetro que marca el inicio y el fin de cada round.

También regaña a los alumnos que se le acercan a pedir un consejo o escuchar sus anécdotas. “Ahorita estoy ocupado, no ven que estoy con El Heraldo”, les dice.

“Los chicos que vienen son de la Rateros (Ramos) Millán, Tepito o Iztapalacra. Se concentran y de aquí han salido peleadores de gran nivel”, menciona.

Entre 6 y 7 de la mañana llega a su gimnasio, termina a mediodía, regresa a casa a hacer caminadora y ejercicios que le recomendó el cardiólogo. Lo hace de lunes a sábado, y los domingos descansa.

“He tenido un montón de operaciones, luego me dio COVID y me aliviané. La gran ventaja de esto es que todo el tiempo me he dedicado a hacer deporte”, señala.

Por las tardes lee el periódico, ve algún partido de futbol o una función de boxeo. Por las noches, se encierra en su biblioteca.

“Ahorita ya dejé un poco vicio (de escuchar música clásica). Luego pasan conciertos en el 11, el canal del Politécnico, y me quedo viéndolos, pero últimamente ya casi no tengo tiempo. Mi vida gira alrededor del gimnasio, entrenamientos, peleas, entrevistas y agarrones con gente del gremio. Aquí voy a estar toda la vida, hasta que termine”, indicó.

 

GUIA INTELECTUAL

A don Nacho le disgusta ser el invitado de “horror” de los senadores o servidores públicos; la política, asegura, no va con él. Pero hubo un personaje del ámbito intelectual que le hizo esquina: el escritor Luis Spota (1925-1985), quien lo impulsó a llegar al circuito profesional.

“Fue el presidente de la Comisión de Boxeo del entonces Distrito Federal, por sugerencia de la Presidencia, para poner orden a un organismo que estaba plagado de vividores”, recuerda Beristáin.

“Era alguien sumamente importante, una gran persona. Me dio consejos muy valiosos y bajita la tenaza me llamaba la atención cuando era necesario. Antes, los manejadores te querían cobrar una cuota de paso, lo que hoy los narcos hacen con el derecho de piso, y eso el señor Luis Spota no lo permitía”, describe.

Fue así como Nacho aprendió sobre el arte del golpeo dentro y fuera del ring, lo que le permitió ser respetado hasta en los lugares más inhóspitos.

Narra que de regreso de una pelea de campeonato en Piedras Negras, Coahuila, a altas horas de la noche, él y parte del equipo de trabajo fueron interceptados por un grupo de encapuchados. Los encañonaron y les pidieron las credenciales.

El que iba manejando dijo que venían de un torneo y traían a Nacho Beristáin. Los narcotraficantes se le acercaron, le exigieron la identificación y lo reconocieron. Informaron por una radio que sí, efectivamente, era el legendario entrenador: “‘Órale, váyanse a la chingada’, que nos dicen. Yo iba bien nervioso porque nos siguieron casi hasta Monterrey”.

 

DESCARTA POLÉMICA

Beristáin dice las cosas de forma directa, sin tapujos. Por ello, no matiza su disgusto con el estilo de pelea del multicampeón Saúl Álvarez, con quien, asegura, no hay problemas personales, al contrario, se expresa con respeto de su familia.

Incluso, señala que hay personas que suplantan su identidad en redes sociales y de ahí se generan polémicas sobre el tema.

“En la pelea con el hijo de Julio César Chávez, que él ganó, el Canelo fue a la esquina donde estaba y me dijo: ‘don Nacho, mis respetos únicamente para usted en esta esquina’, es lo único que he hablado con él”, recordó.

“No me gusta cómo boxea, sí he criticado algunas de sus peleas, pero ya tiene rato que no las veo. Una vez me encontré una vez a su mamá en un evento y nos saludamos, igual con sus hermanos, tienen un carácter a todísima madre”, asegura.

  

NÚMEROS

  • 84 años es la edad del legendario mánager.
  • 56 triunfos logró Juan M. Márquez con él.
  • 2006 año en que entró al Salón de la Fama.
  • 1985 tuvo su primer campeón (D. Zaragoza).
  • 18 años fue entrenador del equipo olímpico.

DATOS

  • Romanza es la unión del nombre de sus primeros campeones: Gilberto Román y Daniel Zaragoza.
  • Se inauguró su gimnasio en agosto de 1992, con la presencia de José Sulaimán, expresidente del CMB.
  • Como boxeador, Beristáin militó en el peso mosca; sin embargo, se retiró por una lesión en el ojo.
  • Dirigió a equipos mexicanos que ganaron medallas en Juegos Olímpicos (1968, 1972 y 1976).
  • Conserva libros autografiados del escritor Luis Spota, a quien recuerda con respeto y cariño.
  • Ganó los premios de El Heraldo de México como mejor entrenador.
  • En redes sociales le suplantaron la identidad y posteaba comentarios a su nombre.
  • La policía cibernética lo atrapó: “el tipo casi le da un infarto cuando lo localizaron”, dijo.

 

FRASES

“No sé si el boxeo le ha hecho justicia a mi carrera o no, estoy en este deporte porque es mi vida”.

“No pienso en el éxito o la gloria de la que la gente habla, no me interesa, sólo sigo trabajando”.

Ignacio Beristáin / Entrenador de boxeo

 

BOXEADORES CON LOS QUE TRABAJÓ

  • Juan Manuel ‘Dinamita’ Márquez

Ganó nueve campeonatos mundiales y protagonizó cuatro peleas contra el filipino Manny Pacquiao.

  • Rafael Márquez

Miembro del Salón de la Fama y dos veces monarca en las divisiones de peso gallo y supergallo.

  • Ricardo ‘Finito’ López

Miembro del Salón de la Fama y cuatro veces campeón mundial en peso mínimo y minimosca.

  • Humberto ‘La Chiquita’ González

Miembro del Salón de la Fama y campeón de la división de peso mosca, que defendió en cuatro ocasiones.

  • Julio César Chávez

Sólo estuvo una vez en la esquina del César del Boxeo, y también fue entrenador de su hijo.

  • Daniel Zaragoza

Campeón mundial en las divisiones de peso gallo y supergallo. Fue de sus primeros monarcas.

  • Gilberto Román

También fue de sus primeros campeones, dos veces monarca y realizó 11 defensas del título.

  • Oscar de la Hoya

Entre sus logros se encuentran 11 títulos mundiales en seis categorías: de superpluma a mediano.

  • Jorge ‘Maromero’ Paez

Fue campeón mundial pluma de la Federación Internacional de Boxeo, en 1988.

  • Victor Rabanales

Destacó por ser campeón mundial de peso gallo del Consejo Mundial de Boxeo, en 1992.  

Por J. Alexis Hernández

EEZ