CUMBIA SOMOS

Unidos por un ritmo

Seis universidades latinoamericanas, incluida la de Guadalajara, editan “Cumbia somos”, compilado que indaga en los orígenes, figuras y nuevos territorios del género musical

EDICIÓN IMPRESA

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Créditos: Fotos: Cortesía

El mismo Celso Piña le contó a Yeison Landero que la cumbia le llegó de oídas, escuchando las grabaciones de su abuelo: “Él se metía en el sótano de su casa en Monterrey a colocar los acetatos porque no había alguien que le dijera cómo se tocaban los instrumentos, escuchando su música es que comenzó a interpretarla”.

Uno de los primeros temas de don Andrés Landero que el acordeonista se aprendió fue “Martha Cecilia”. Con ese nombre acabó bautizando a su hija.

Yeison es heredero de toda una tradición musical, su abuelo Andrés es conocido como “El rey de la cumbia”, y aún cuando el género se remonta al Caribe colombiano se ha extendido desde México hasta la región más sureña del continente.

“Eso es importante porque la conexión no se pierde, en México se habla de una Colombia chiquita, de los cholombianos y de todo un movimiento que va alrededor de la cumbia”, dice.

La cumbia ha dejado de ser una simple categoría musical, además de una forma de resistencia, también es una especie de lenguaje entendible en toda la región a través del sonido de la gaita, el tambor, las maracas, la guacharaca o el acordeón.

Esa idea unificadora ha buscado transmitir “Cumbia somos”, esfuerzo múltiple, coordinado por Enrique Blanc y Humphrey Inzillo, que editan las universidades de Guadalajara, la Peruana de Ciencias Aplicadas, la de Rosario, la del Norte, la Pontificia Católica de Chile, la de Buenos Aires y la Red de Periodistas Musicales de Iberoamérica.

Se trata de un compilado esencial, dividido en cuatro secciones que incluye a los Iconos (desde Rigor Tovar, Totó la Momposina, los Ángeles Azules y Fabian “Fata” Delgado); los Panoramas (de Colombia a Panamá y los sonideros mexicanos); las Figuras (Rossy War, Pablo Lescano, Chico Trujillo) y las Transformaciones (del nacimiento de la nueva cumbia chilena a las pistas de baile), así como un breve compilado de playlist para recorrer la historia del género desde sus orígenes hasta sus nuevos territorios sonoros.

“Banda sonora transgeneracional y multicultural”, la cumbia no deja de transformarse y encontrar nuevos caminos, sin embargo, Landero dice que en su esencia está el corazón de la gente común y corriente: “En nosotros nació desde lo más puro, todos nuestros nuestros abuelos fueron campesinos netos, terminaban de labrar la tierra y con esas mismas manos hacían música y construyeron lo que es la cumbia. Yo siento que en cada país en el que la cumbia emerge también viene de ahí, de lo popular, del barrio, del corazón, de la gente que se despierta todos los días a luchar por la vida, a trabajar, y que encuentra en la cumbia una forma de vivir también”.

 

Créditos: (Cortesía)

CONTINUADOR DE UNA TRADICIÓN
 

“Esta cumbia que yo represento viene de un lugar que se llama los Montes de María, específicamente San Jacinto, Bolívar, en el Caribe colombiano, nació de manos de mi abuelo, Andrés Landero, catalogado a nivel internacional como ‘El rey de la cumbia’, que viene bebiendo de toda la influencia de nuestros ancestros, la música de gaita, de esas instituciones grandes que hemos tenido nosotros como la de los Gaiteros de San Jacinto”, cuenta Yeison Landero en su más reciente visita a México, con su proyecto “Landero vive”. 

Yeison es un verdadero continuador de la tradición que inició su abuelo, en la década de los 50 del siglo pasado, “con esa música ancestral que data de muchos años, pero que él tomó de toda esa influencia africana, indígena y también europea y que se une con lo que conocemos hoy como la cumbia colombiana y que ha sido influencia en muchos países como este país gran país hermano que es México y que yo siento que es uno de los que más la acogió”.

-¿Cómo evolucionó la cumbia colombiana?
“Inicialmente el entorno es muy importante, ellos le cantaban a la naturaleza, una de las obras musicales insignia de mi abuelo es ‘La pava congona’, donde describe ese entorno natural de los Montes de María, el canto de las aves como el Juan Polo y ese nombre tan representativo de un ave que le inspira, es el canto que él escuchaba en esos montes interpretado en el acordeón, pero también está la vida campesina con muchas canciones que hablaban de de esos momentos tan fuertes que el campesino vive para poder sacar su familia adelante, eso se ve reflejado en las historias de sus canciones”.

“Antes eran dos gaitas, un tambor alegre, un llamador y mi abuelo impuso lo que era un bajo electrónico en su cumbia, escogió una conga, una guacharaca o sea, cambió algunos elementos, pero eso entra a hacer la cumbia original y tradicional de su forma. Ahora hay otros elementos como el piano, como es la guitarra, el sintetizador, algunos usan la batería y esto se ha sumado a muchos movimientos de cumbia en México, en Argentina, Chile y son bandas que hoy en día viajan mucho por el mundo entero haciendo cosas”.


“Pero hay un común denominador ahí: el patrón armónico de la cumbia siempre está presente, eso se mantiene la esencia está viva por mucho que tengas una guitarra eléctrica, yo le apuesto a que las juventudes sigan escuchando de dónde viene, que las nuevas generaciones vean esos artistas que tocan cumbia sonidera o tecnocumbia, sepan de dónde es la raíz. De la historia depende nuestro futuro, por eso estamos aquí, cuando la raíz de un árbol está fuerte, sigue floreciendo en cada primavera y eso es lo que hay que regar”.

-¿Hay un elemento de resistencia en la cumbia? 
“Eso es lo más importante en esto, la esencia de la cumbia, cuando vemos todo ese movimiento que viene desde lo africano, que viene desde nuestros palenques, que viene como símbolo de resistencia. También era una forma de ser libres en esa época y era una forma de, a través de los tambores y de la forma más primitiva, decirle a todos: ‘Hey, nosotros estamos aquí y también merecemos, tenemos derechos, tenemos una forma de vivir’. Esa fue, es la esencia más primitiva de la cumbia y yo creo que eso tiene que seguir manteniéndose”.

“Es cierto que esa esclavitud pasó hoy, pero hay otro tipo de esclavitudes que están permanentes en la sociedad. Nosotros, a través de la cumbia, cuando vamos a un lugar y la escuchamos nos liberamos de eso que hoy la sociedad nos tiene de cierta manera cohibido en muchas cosas. La cumbia nos libera y nos mantiene y podemos decir que hoy la sociedad va teniendo otra forma de aceptación, de inclusión”.

“Yo siento que la cumbia sigue llevando ese mismo mensaje y el compromiso de los nuevos artistas es que la esencia de esta música siga porque vemos muchos ritmos musicales, en Colombia tenemos grandes artistas, pero otros que le cantan a la mujer de una manera más obscena o grosera, y yo siento que la cumbia en su esencia no es eso y que podamos conservar lo más puro, el canto a la mujer, lo que nos pasa en el día a día, todo eso podemos cantarlo de una forma bonita, de una de una forma poética”. 

ELEMENTOS

  • Cumbia somos cuenta con prólogo del músico y productor Mario Galeano Toro.
  • De Celso Piña escribe Federico Aguilera y de Los Ángeles Azules, Natalia Cano.
  • El ejemplar abarca desde los orígenes del género hasta sus nuevos territorios.

Por Luis Carlos Sánchez 

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