MENTE MUJER

Una historia detrás de los textiles de Lorena Román

La restauradora Lorena Román Torres lleva más de cuatro décadas dedicándose al rescate de importantes textiles para la historia de México como el vestido de Carlota o el saco de Pancho Villa

EDICIÓN IMPRESA

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Créditos: Guillermo O’Gam
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Cuando “los trapos te atrapan, te atrapan”, dice la restauradora Lorena Román Torres. Desde hace más de cuatro décadas, a ella no la han soltado: por sus manos han pasado banderas históricas como la del Batallón de San Blas, vestidos como el de la emperatriz Carlota o el saco de Francisco Villa, y textiles como el huipil atribuido a La Malinche. Su pasión está en los ‘trapos’, como cariñosamente le llaman quienes se dedican a estudiarlos y conservarlos.

Más que simples telas, dice, un textil es historia: “Todos tenemos historia y los textiles más; todos los textiles, al ser indumentaria, tienen una historia que hay que buscar, los textiles son fuente de investigación. Uno se va preguntando por ciertas técnicas y el textil va respondiendo, las telas nos van hablando y nosotros vamos haciendo las preguntas”.

Román es una de las más importantes expertas en restauración de textiles en México y en el mundo, gracias a ella -y a las decenas de estudiantes que ha formado en el Taller de textiles de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía, (ENCRyM)- muchas telas han sobrevivido y continúan escribiendo la historia. Su trabajo con los textiles inició hace varios años, cuando acababa de dejar las aulas.


Titulada como licenciada en Restauración, la especialista fue asignada al taller de textiles de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH en 1982. Ahí se dio la magia: “Lo primero que me llegó fue un vestido, después un códice, y yo me enamoré del códice, de estudiar las telas, de estudiar cómo se hacen en el telar de cintura y cómo se unen, fue maravilloso. De ahí empezaron a llegar telas, y telas, y telas…”.

Ya en la ENCRyM, Román se hizo cargo de los ‘trapos’. En el tercer semestre de la carrera de Restauración, todos los alumnos pasan por su Seminario-Taller de Textiles, donde aprenden la historia de las telas, sus técnicas de elaboración, los materiales e incluso la parte química que los componen. Cada semestre pasan por su aula alrededor de una veintena de alumnos, quienes no sólo reciben teoría sino que, sobre todo, aplican los conocimientos que reciben sobre textiles originales que requieren ser rescatados del deterioro.

ABRIR CAMINO
La historia de los textiles es también la historia de una nación y Román ha sumado datos a ese relato. En México, dice, los orígenes de la conservación de una tela seguramente iniciaron con las banderas: “Yo estoy convencida de que fue en una bandera. ¿Por qué? Porque la bandera da identidad, la bandera reúne a todos los mexicanos y todo el mundo quiere conservar una bandera. Un textil, un vestido de novia se remienda o se hereda, pero una bandera no”.

En Estados Unidos, Román presentó el resultado de sus investigaciones; una de las primeras intervenciones, dice, se dio en 1888 en la Bandera del Batallón Activo de San Blas, junto con el Batallón de Mina.”Son dos banderas encontradas a las que, en el Museo de Artillería, les colocaron un lienzo blanco para protegerlas, para conservarlas. Y de ahí nos vamos a 1944, cuando vino un restaurador de África a intervenir varias banderas en el Museo Nacional de Historia”. La técnica que se utiliza en México, sin embargo, fue traída de Bélgica por una experta española, en 1976.



Esa técnica, sin embargo, no sería suficiente sin las aportaciones que desde México se han hecho. “Son otros materiales y en esa época no había, por ejemplo, utilización de adhesivos; ahora ya cambiamos también las telas: antes utilizábamos algodón y telas de crepelina encima e hilo de seda para coser. Ahora yo empecé con sedas, el algodón no funcionan bien con las telas ácidas, preferí utilizar sedas en lugar de algodones y aprendí que para restaurar paño hay una técnica que va con lana en greña y con las agujas para infieltrarlo”.

Román y sus colaboradores en el taller han aportado además técnicas para el tratamiento de los textiles. En 2000 desarrollaron una investigación para utilizar el mucílago de la orquídea como adhesivo. A la restauradora le tocó trabajar con el mosaico de plumas ‘Cristo Salvador del Mundo’ del siglo XVI, que pertenece al Museo Nacional del Virreinato y que es una de las piezas más importantes del arte plumario mexicano.  

“Además de la intervención, también se hizo la investigación y descubrimos ese adhesivo natural que se utilizaba para el mosaico de plumas desde la época prehispánica y después en la época colonial. Yo dije: ‘si ha durado tanto porque no puede servir para sedas’, porque uno de los grandes problemas del textil son las sedas y las fibras de palma”. Después de la investigación y de decidir en conjunto su utilidad, los especialistas definieron que se trataba de un material nuevo para ellos, pero que en realidad era muy viejo.

“Desde entonces lo usamos en sedas deterioradas. Por ejemplo, los hilos de la Bandera de Barradas, que son de seda, estaban desmoronados, que sacaban todos los hilitos, y ya con el mucílago quedaron perfectamente: no interviene en el color, tiene un pH de 6, es neutro, es maravilloso. No tiene un poder adhesivo muy fuerte, pero como consolidante es muy bueno”, explica.



SIEMPRE MUJERES
Lorena Román está acostumbrada a ver siempre mujeres en su clase. “Siempre, toda la vida ha sido así. Ahora hay más hombres, afortunadamente, pero sí, casi siempre son mujeres”, cuenta. El trabajo de ellas ha contribuido a posicionar la actividad que se realiza en México en todo el mundo.

“Yo pertenecí a la North America Textile Conservation Conference, que es justo una asociación de conservación de restauradores de textiles que reúne a Canadá y Estados Unidos; estuve ahí levantando la mano y entonces empezó a ser una reunión de América del Norte, de Canadá, México y Estados Unidos, y después asistió el grupo de textiles de Sudamérica, de Ecuador, Chile, Argentina, Brasil, etcétera”, recuerda.

La misma Román organizó después un congreso en México donde se reunieron más de 250 restauradoras de todo el continente y de países como España, Alemania, Grecia. “Ese congreso se ha vuelto un referente para actualización textil, yo asistí prácticamente a todos y en cada uno se aprende algo”, señala orgullosa.



ELEMENTOS
-Lorena Román se dedica a la restauración de textiles desde 1982
-El primer textil del que se enamoró fue un códice pintado sobre tela
-Cada semestre se encarga de la formación de más de una veintena de alumnos
-La especialista considera que los textiles cuentan historias
-Cada semestre, junto con sus alumnos, rescata unas cinco piezas históricas
-Entre los textiles que han rescatado esta el cubre pescante del carruaje de Maximiliano
-También ha trabajado el huipil atribuido a La Malinche y la Bandera del Batallón Activo de San Blas
-Las Banderas de Barradas y el Cristo salvador del mundo han pasado por el taller.
-También rescataron el vestido de la Emperatriz Carlota y el saco de Pancho Villa.
-Actualmente, trabaja en un uniforme de bombero de principios del siglo XX
-También en una bandera del Museo Nacional de las Intervenciones y en un estandarte de guerra

Por Luis Carlos Sánchez
luiscarlos.sanchez@elheraldodemexico.com

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