Antes de la llegada de los europeos al Valle de México, ya existían múltiples asentamientos de los pueblos originarios, los cuales destacan por su mezcla de tradición, cultura y belleza.
Uno de ellos es el antiguo pueblo de Tenanitla, tributario en su momento del señor de Coyoacán y que, en la actualidad, conocemos cómo San Ángel.
Un lugar para sanar
Desde tiempos inmemoriales, el poblado de Tenanitla, cuyo nombre en náhuatl significa “lugar cerca del muro de piedra”, en referencia a la piedra del volcán Xitle, esta zona ha sido relacionada con la tranquilidad y la sanación.
Su microclima casi siempre templado y la riqueza natural que lo distinguió durante siglos hicieron de este poblado un lugar de retiro, donde decenas de personas decidieron hacer sus casas de campo durante la Colonia. Las huellas de dicha arquitectura, junto con sus bucólicas calles empedradas, aún se pueden disfrutar en nuestros días.
De San Jacinto a San Ángel
Tras la llegada de los europeos en 1519 y la fundación de sus primeras villas en la región, el nombre oficial del pueblo se convirtió en San Jacinto Tenanitla. De hecho, la iglesia principal del lugar sigue estando consagrada al santo de origen polaco.
Aunque no existe una fecha exacta en la que ocurrió el cambio de denominación, poco a poco la zona fue conocida más como San Ángel, misma que perdura hasta nuestros días.
Gracias a sus tradiciones, como las de la Feria de las flores o los altares de Día de Muertos, San Ángel ostenta desde 2010 el título de Patrimonio Cultural Tangible e Intangible de la Ciudad de México.
Entre museos y arte
Desde hace décadas, San Ángel se ha distinguido por ser uno de los polos culturales de la Ciudad. Su Jardín del Arte, que cada sábado ofrece piezas de creadores quienes directamente las venden a coleccionistas y mercaderes de arte, es una de las tradiciones mejor conservadas.
Pero no es la única forma de vivir el arte. En el centro de San Ángel se encuentra el Centro Cultural Isidro Fabela y el Museo Casa del Risco, mientras que a unos metros, en la avenida Revolución, se encuentra el Museo Carrillo Gil, uno de los más importantes por su acervo de arte contemporáneo.
El Museo del Carmen te permitirá ver las impresionantes momias y en el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México podrás conocer a profundidad las etapas más significativas de nuestro país.
Puedes rematar tu viaje artístico viajando a la intimidad de una de las parejas más importantes en el arte mexicano, la de Frida Kahlo y Diego Rivera, visitando su Casa Estudio que también se encuentra en este mágico barrio capitalino.
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