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Juan O’Gorman y la vanguardia arquitectónica en México: Una historia personal

En 2005 se cumplió el centenario natal de O’Gorman y se organizó una gran exposición en el Palacio de Bellas Artes

CULTURA

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Casa O'Gorman.Acceso Casa O'Gorman 1929. (Foto: Arturo Osorno) Cortesía de Víctor JiménezCréditos: Foto: Arturo Osorno

Juan O’Gorman nunca fue un arquitecto ignorado, pero a mediados de la década de 1990 sus primeras obras sólo podían verse ya en viejas fotografías en blanco y negro, pues se encontraban muy deformadas, aunque se mantuviesen en pie. Así que la restauración de 1995-1996 de las casas hechas por él para Diego Rivera y Frida Kahlo en 1931-32, llevada a cabo por quien esto escribe, significó para muchos su redescubrimiento como obras maestras de la vanguardia no sólo mexicana, sino más allá de nuestro país.

Apenas reabiertas estas casas las visitó Toyo Ito en 1997, a invitación mía, pues se encontraba en México para dar unas conferencias. Venía acompañado de Kazuyo Sejima y Kengo Kuma, y todos coincidieron que haberlas visto fue lo mejor que les ocurrió en ese viaje. A su regreso, Ito me buscó desde Japón para hacer una exposición, en 1998, en el museo Watari de Tokio, realizada en abril con éxito. Exhibimos planos originales de O´Gorman, fotografías recientes y finalmente una gran maqueta hecha por la oficina de Ito, realmente notable. A fines de ese año hubo una exposición más en Madrid y empezaron a sucederse los artículos y los libros sobre Juan O’Gorman en que tuve participación. Esta restauración puso a las casas de Diego y Frida en el mapa de la arquitectura contemporánea, pues eran ya casi solo un recuerdo. México dejó de ser el país de un solo arquitecto, Luis Barragán, quien ahora comparte el escenario con O’Gorman.

En 2005 se cumplió el centenario natal de O’Gorman y organizamos una gran exposición sobre su arquitectura en el Palacio de Bellas Artes, e invité a Toyo Ito a dar una conferencia con ese motivo, como ocurrió. Finalmente, en 2009 el INBA hizo una solicitud a la Cámara de Diputados para dotarlo del presupuesto necesario para adquirir la casa que, en 1929, el mismo O’Gorman había construido previamente en el predio contiguo a las de Diego y Frida. Esta casa de 1929 sirvió de hecho a O’Gorman para atraer la atención de Diego, y de una visita del pintor a la misma en 1930 resultó el encargo de su casa-estudio y la de Frida, que pudo pagar con sus ingresos por los murales de Detroit.

Casa de Frida Kahlo. (Foto: Arturo Osorno) Cortesía de Víctor Jiménez

La idea de recuperar el conjunto de las tres casas de Juan O’Gorman en 2010, en dos predios vecinos e interconectados, era muy atractiva, y muy pronto el INBA me buscó, lo que agradezco, para elaborar el proyecto de restauración de la primera casa de O’Gorman, en espera de reunir el dinero necesario para los trabajos. Finalmente, las obras se iniciaron en 2012 para terminarse en 2013. Fue necesario demoler los numerosos agregados que distorsionaban la construcción original, además de reforzar de manera extraordinaria la estructura total de la casa —como ya se había hecho, a su tiempo, en las de Diego y Frida—. Una vez terminados los trabajos se solicitó al fotógrafo Arturo Osorno un buen juego de fotografías —lo que ya había hecho él en la restauración de las casas de Diego y Frida—, y poco después envié a Ito las mismas, invitándolo a conocer la “nueva” casa de O’Gorman. Me respondió entusiasmado, diciéndome que aprovecharía la primera oportunidad que tuviese para hacerlo. En ese momento realizaba el proyecto del museo en Puebla que concluiría algún tiempo después. Toyo Ito recibió el Premio Pritzker el viernes 30 de mayo de 2013, en Estados Unidos, estuvo en Nueva York el sábado 31 para festejar su cumpleaños en compañía de su hija y el domingo 1 de junio estaba yo en el aeropuerto de la Ciudad de México para recibirlo, y de ahí nos trasladamos en un vehículo del INBA a la Casa O´Gorman 1929 —como se decidió llamarla—, donde nos esperaban la directora del Instituto, María Cristina García Cepeda, y algunos invitados. Recorrimos la obra recientemente restaurada, que lo impresionó mucho, y estuvo de acuerdo en que era una pieza muy destacada en la vanguardia de la arquitectura de cualquier lugar del mundo, en particular por el estudio acristalado de la planta alta, sostenido en esbeltas columnas, y la hermosa escalera exterior helicoidal. Luego cruzamos la calle para continuar, en una comida en el restaurante San Ángel Inn, con la celebración de su cumpleaños.

Pero la historia de la restauración de esta casa tiene un capítulo más reciente: a principios de 2021 fui invitado a participar en el concurso de un premio convocado por el DoCoMoMo (Comité Internacional de Documentación y Conservación de Edificios, Sitios y Barrios del Movimiento Moderno). Esta convocatoria, la primera en su tipo, incluía trabajos realizados en los 12 años anteriores, y fui finalmente distinguido, el 1 de septiembre pasado, en la categoría “Preservación de las Vanguardias”, por la restauración de la Casa O’Gorman 1929. Para este efecto tuve que remitir en marzo al DoCoMoMo, después de un trabajo nada sencillo, un expediente completo y minucioso —a partir de un formulario muy complejo elaborado por ellos— de la restauración, con dibujos, fotografías y documentos en inglés que serán publicados en un libro de próxima aparición, al lado de los proyectos galardonados en las restantes nueve categorías incluidas en el premio. Entre los proyectos reconocidos están la restauración de la Villa Tughendat, de Mies van der Rohe, también de 1929 –como la casa de O´Gorman–, la Ópera de Sidney por su plan de conservación, o la Neue Gallerie de Berlín del mismo Mies, restaurada por David Chipperfield. En cada rubro se distinguieron dos obras, y la Casa O’Gorman 1929, obtuvo el primer sitio en la ya mencionada, “Preservación de las Vanguardias”.

(Foto: Arturo Osorno) Cortesía de Víctor Jiménez

Por último: no puede decirse, de ninguna manera, que el reconocimiento de la obra arquitectónica temprana de Juan O´Gorman haya terminado. Seguramente este premio le dará mayor notoriedad. Esto representa una distinción importante para la cultura mexicana. En este momento de mi vida profesional me satisface haber contribuido en alguna medida a que O’Gorman finalmente reciba el reconocimiento que merece su trabajo creativo.

Por Víctor Jiménez

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