MUSEOS

Pandemia y museos, la necesidad de conocer los retos de la presencialidad

Un sondeo, realizado por la UNAM, permitió conocer el impacto que la crisis sanitaria ha tenido en los trabajadores de la cultura en México

CULTURA

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Fachada principal del Munal, diseñada por el arquitecto Silvio Contri. Foto: cortesía Museo Nacional de Arte, INBAL.Créditos: Cortesía

La pandemia sorprendió a la humanidad. Pero la crisis que desató el virus no sólo fue económica, política y social, sino que esta alquimia fatídica habría de tener repercusiones de un impacto mayúsculo sobre el sector cultural, como dio cuenta en nuestro país la publicación Para Salir de Terapia Intensiva, que tan oportunamente, en junio del pasado año, Cultura UNAM puso a disposición de la sociedad; ahí quedó en evidencia, no sólo los estragos de la reducción en gastos para promoción de la cultura (9 por ciento), sino del decreto para dejar de ejercer  75 por ciento del presupuesto operativo de las instituciones culturales federales.

Además, el COVID-19 transparentó el estado de pauperización de los trabajadores de cultura, por la falta de empleo, derivada del confinamiento, y por una indefensión ante la ausencia de seguridad social y falta de cobijo por parte del Estado mexicano. Esta radiografía, ya predecible con anterioridad, quedó visibilizada en el Estudio de opinión para conocer el impacto de la pandemia en las personas que trabajan en el sector cultural en México, sondeo que emitió la Cátedra Inés Amor de la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM.

En lo que toca a los museos, podría decirse que, sin importar su vocación y marco administrativo, a partir de marzo 18, intentaron pasar de la programación presencial a la oferta digital, siendo los primeros los privados (Amparo, de Puebla, y Marco, de Monterey) y los últimos los del sector público (UNAM y gobierno federal). Tan temprano, como abril de 2020, Cultura UNAM y el ILM (Instituto de Liderazgo en Museos, A.C.) lanzaron una encuesta de carácter nacional, con el propósito de entender si los museos –en ese momento confinados por necesidad– tenían posibilidades de insertarse en las Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs), como demandaba la realidad virtual.

Hay que decir que hacer uso de herramientas de las ciencias sociales para sondear, encuestar y estudiar no es una actividad ociosa, sino que, en políticas públicas –como en la vida personal– frente a una crisis, resulta indispensable identificar el problema y generar un diagnóstico, permitiendo establecer políticas que derivarán en estrategias, herramientas y acciones conducentes a la toma de una determinación.

Salón de Recepciones del Munal. Foto: cortesía Museo Nacional de Arte. INBAL

Pero, en tanto no exista un estudio riguroso que ayude a obtener información significativa y de calidad para conseguir un reporte relevante de indagación, las decisiones para resolver la crisis y destinar recursos, probablemente serán guiadas por la improvisación, la discrecionalidad y la oportunidad, tornándose, incluso, en moneda de cambio político sujeta al mejor postor.

Hay que decir que la convicción sobre la necesidad de encuestar para conocer el impacto de la pandemia sobre las instituciones museales a lo largo de 10 meses ha sido una práctica corriente en el ámbito internacional, haciendo posible tener argumentos objetivos para contar con un diagnóstico sobre diversos aspectos de la situación de los museos y poder recomendar a los ministerios de cultura las medidas necesarias para su rescate.

En este sentido, nuestro país es una excepción, si no fuese por el trabajo de la UNAM para subsanar la falta de datos e interpretación de resultados sobre el estado de los más de mil museos del país: instituciones fundamentales para la salvaguarda de la memoria y el patrimonio, la educación y la salud mental de la población al reintegrarse a la vida presencial.

Además de la iniciativa ya descrita, del 15 de marzo y hasta el 2 de mayo, 883 museos mexicanos y más de 250 de Centroamérica y el Caribe recibieron la encuesta en línea Estudio de museos e instituciones culturales en tiempo de pandemia, que aplica Buendía & Laredo y generada por Cultura UNAM, su Cátedra Inés Amor e ILM, en alianza con la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), Siete Colores y el Patronato del MUAC.

El propósito de este estudio es, en términos generales, evaluar, en tiempos de COVID, los recortes presupuestales y las políticas de austeridad en la economía de los museos y sus actividades, y cómo están enfrentando la inminente presencialidad.

- ¿Cuánto dinero dejaron de recibir los museos por taquilla?, y ¿por autogenerados? ¿Hubo disminución en los salarios del personal? ¿Hubo recortes en las plantillas?

- ¿Hay mayor dificultad en hacer procuración, en obtener donativos o estimular el mecenazgo?

- ¿Cuáles son las afectaciones en la economía indirecta?, ¿y en el turismo cultural?

- ¿Cómo afectó la crisis a la programación de exposiciones, pedagógica, editorial?

- ¿Necesitaría el museo inversión en infraestructura tecnológica y material?

Éstas y muchas otras son las preguntas que habrán de proporcionar una radiografía de ciertos aspectos del sector museal en la región, de su situación después del distanciamiento social y ante la necesidad de regresar. Antes de tener los resultados, podemos aventurar la hipótesis de que han sufrido daños irreversibles en sus presupuestos y en su plantilla laboral, a más de la urgencia de invertir en el sector.

Museo Universitario Arte Contemporáneo, MUAC. Foto: Archivo MUAC.

Hacemos votos porque, en el caso de México los resultados constituyan una llamada a la sensatez, al tiempo de una oportunidad, para reconocer el estado crítico de la institución y ampliar el destino de recursos para la puesta en día de los museos y la preservación del patrimonio museal, como se ha reconocido que sí se hará, en aquellos que tienen el privilegio de formar parte de esa realidad paralela encarnada en el proyecto Chapultepec y su complejo cultural.

Por Graciela de la Torre