PIENSA JOVEN

La responsabilidad detrás del diseño

Diseñar no solo es resolver problemas, también se trata del arte de pensar a futuro y predecir miles de posibilidades para contar historias.

TENDENCIAS

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El diseño es el arte de pensar a futuro y predecir miles de posibilidades

El diseño debe ser intuitivo y ético, evitando manipulaciones que exploten al usuario y priorizando la integridad en cada creación.

Imagina una mañana tranquila: te levantas, bañas, arreglas y te diriges a una cafetería. Cuando por fin llegas te encuentras con esta puerta:

¿La empujas?¿Las jalas?¿La deslizas? Es muy probable que torpemente te quedes unos segundos intentando descifrar cómo entrar a la cafetería. Pero esto no debería ser así. Un buen diseño debe guiar al usuario para que, sin pensarlo, avance con su día sin percatarse que ha usado miles de objetos de forma intuitiva.

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Diseñar, en su esencia, es resolver problemas, o al menos eso lo he escuchado innumerables veces a lo largo de mi carrera. Sin embargo, pienso que el diseño va más allá.

El diseño debe ser intuitivo y ético.

No sólo se trata de resolver problemas, el diseño es el arte de pensar a futuro y predecir miles de posibilidades. Es crear soluciones sin dejar a un lado la belleza, sensaciones, experiencias e interpretaciones. El diseño es el lenguaje que tenemos los diseñadores para contar y crear historias.

Las formas, colores, texturas, materiales y el lenguaje son algunas de las herramientas con las que se pueden construir estas historias, transformando el significado de las cosas.

¿Suena increíble, no? Tener el superpoder de diseñar los caminos que recorrerán los usuarios, influir en cómo interactúan con los objetos que los rodean, e incluso manipular la manera en la que se interpretan y se recuerdan las cosas. Sin embargo, un gran poder conlleva una gran responsabilidad.

Un buen diseño debe guiar al usuario.

Como diseñadores, es fundamental asumir la responsabilidad de lo que creamos y su impacto en la vida de las personas. Dieter Rams, un diseñador industrial alemán que dejó su huella principalmente en las décadas de los 50 y 60, escribió “Los diez principios del buen diseño”, una guía que, según su filosofía refleja lo que un buen diseño debe ser. De todas las ideas de Rams, la que más resuena conmigo es su convicción de que el diseño no está para dominar a las personas, sino para ayudarlas.

Diseñar es resolver problemas.

Sin embargo, en la actualidad esto no siempre es así. Dentro del diseño han emergido “patrones oscuros” que son esencialmente trucos que páginas web, aplicaciones y otros productos o servicios utilizan para que los usuarios hagan cosas que originalmente no planeaban, llegando a comprar más de lo pensado e incluso compartir información personal más allá de lo necesario. Estas prácticas se aprovechan de algunos sesgos cognitivos o la confusión para influir en el comportamiento del usuario, priorizando el beneficio del negocio sobre el bienestar de los usuarios. Algunos de estos patrones son:

  • El uso de lenguaje confuso lleva al usuario a tomar decisiones no deseadas.
  • Barreras que impiden completar acciones o acceder a información.
  • Reseñas o testimonios falsos para aparentar confiabilidad.
  • Se obliga al usuario a hacer algo no deseado para continuar.
  • Costos ocultos que se muestran hasta el último paso de pago.
  • Cobros automáticos al final de un período de prueba gratuito sin previo aviso.
  • La información se oculta o se presenta confusamente.
  • Productos añadidos al carrito de compra sin autorización del usuario.
  • Procesos de registro fáciles, pero extremadamente difíciles de cancelar.

Estos ejemplos, extraídos de la página Deceptive Design, subrayan la necesidad de que nos informemos sobre estas prácticas. Conocer cómo se influye en nuestras decisiones es esencial para proteger nuestros datos y fortalecernos como consumidores responsables en un mundo cada vez más complejo.

Mi intención no es decir que el diseño es malo o manipulador, sino hacer un llamado sincero a nosotros, los diseñadores, para que pongamos nuestra ética al frente de todo lo que hacemos. Así como una simple puerta puede hacer la diferencia entre una experiencia fluida o frustrante, nuestras creaciones impactan la vida de las personas de maneras profundas. No diseñamos para simples consumidores, sino para personas reales, cuyas vidas tocamos con cada decisión. Debemos asumir nuestra responsabilidad con empatía, recordando que el diseño, en su esencia, debe ser un acto de integridad y humanidad.

Por Laura Andrea Alvarado Sánchez

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