La música puede ser creada con el mínimo de esfuerzo, pues un simple golpeteo o un silbido puede convertirse en una gran sonata que puede impactar a tal grado de convertirse en una muestra de sonidos y sentimientos mezclados que trascienden tiempo y espacio.
Desde la antigüedad, las primeras civilizaciones comenzaron a crear diferentes tipos de instrumentos con lo cuales crear música, a tal grado que hoy en día, varios de ellos aún se siguen utilizando y, aunque pudieran tener un aspecto un poco simple, pueden crear grandes composiciones musicales.
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Entre todos estos, se encuentran los steel drums, también conocidos como tambores metálicos, que son un instrumento musical originario de Trinidad y Tobago. Se fabrican a partir de barriles de acero reciclados, que se afinan para producir notas musicales distintas cuando se golpean con baquetas. Los steel drums tienen un sonido distintivo y alegre, muy asociado con la música del Caribe, especialmente el calipso.
La Organización de las Naciones Unidas, estableció el 11 de agosto como el Día Mundial de los Tambores Metálicos, que tiene como objetivo honrar y promover la importancia cultural y musical de este instrumento. Este día se utiliza para realizar eventos, conciertos y actividades que destacan la riqueza musical de los steel drums, promoviendo la tradición y la creatividad asociadas con este instrumento único.
De acuerdo con el organismo mundial, los tambores metálicos o steel drums, son el único instrumento nuevo inventado en el siglo XX que representa la música tanto de Trinidad y Tabago, así como del Caribe en general lo cual es un ejemplo de innovación y resiliencia de la población afrodescendiente de la región.
¿Cómo surgieron los steel drums?
Los tambores metálicos surgieron en el país caribeño a finales de la década de 1930 fruto de un pasado en el que los descencientes de esclavos africanos enviados a la región lucharon en un entorno colonial por preservar su cultura nativa a través de manifestaciones como la música de percusión.
Al principio, los músicos de tambores metálicos utilizaban objetos domésticos y cotidianos como baldes, cubos de basura y aceiteras para crear un conjunto improvisado de instrumentos durante sus festividades de Carnaval.
En 1945 se desarrolló el primer tambor metálico capaz de reproducir catorce notas musicales usando un bidón de aceite de 55 galones. Sus tonalidades se crearon estudiando los aspectos físicos del metal con experimentos de prueba y error y un buen oído musical.