Este término se deriva de la expresión “estar quemado” en inglés, y se refiere al desgaste profesional que surge en el trabajo, pero que se ha extendido a la vida personal en temas ajenos a él, que surgen por una crisis, como puede ser un cambio de país, divorcio, enfermedad, crianza de hijos, muerte, entre otras cosas.
Y es que el burnout no es otro capricho millonario que se puso de moda querido lector, la Organización Mundial de la Salud agregó al burnout como una condición médica que es diagnosticable, un factor de riesgo que contribuye a enfermedades físicas y mentales.
Este desgaste se dio a conocer originado por estrés laboral como puede ser alta exigencia, largas jornadas de trabajo, mal clima laboral, falta de comunicación, baja remuneración económica. Según expertos en el tema, lo más importante es saber identificar de dónde viene y tratar de cambiar la forma de reacción ante la situación.
Puedes influir desde hoy en tu estado mental y empezar a sentirte mejor física y emocionalmente, elevando tu nivel de energía, ya que el burnout lo primero que hace es bajártela. Hay tres cosas que bajan la energía:
- El azúcar, inflama el cerebro, hace que te cueste trabajo concentrarte, da depresión y ansiedad.
- El sedentarismo. Estar sentados, nos sentamos mínimo nueve horas, necesitamos movernos mínimo 30 minutos al día.
- Tiempo en pantalla. La tecnología causa mucha depresión, ansiedad e insomnio. Nuestra relación con la tecnología debe modificarse. Poner límites, como una hora antes de dormir o mientras comes, para romper los ciclos. Esto ayuda a nuestra salud mental.
Así lograrás sentirte en calma, con energía y enfocado. Todos debemos procurar un mejor estado de salud mental. Hay cosas que suceden físicamente que no nos dejan llegar a nuestro mejor estado físico y emocional. El verdadero empoderamiento hoy viene de la salud mental.
El cuerpo físico y psíquico están conectados, aunque la medicina los ha divorciado. El burnout es un síntoma de esta conexión. La buena noticia es que puedes influir en tu estado físico y mental.
El cuerpo es un canal para que las emociones salgan. Lo que nos pasa físicamente impacta nuestra salud mental, es una conexión. La sabiduría del cuerpo es increíble, muchas veces lo que sentimos es una alarma y seguirá sonando hasta que la escuchemos. Los síntomas están ahí para que hagamos algo.
La ansiedad, fatiga e insomnio se presentan para avisar que algo anda mal, es el cuerpo comunicando algo. Es un llamado de atención. La ansiedad se presenta de diferentes formas: enfermedades de tiroides, inflamación, alergias, fatiga, problemas con el microbiota, desbalance hormonal. Eres lo que comes, comer proteína fibra y grasa es lo mejor.
El antídoto: Somos más fuertes cuando estamos juntos, estamos mejor en comunidad, hay que encontrar a nuestra tribu, que nos escucha y apapacha, en la que pertenecemos pase lo que pase.
Cómo cuidarte para que no caigas en burnout:
- Haz ejercicio.
- Prioriza tus horas de sueño.
- Rodearte de personas que te apoyen con amor y cariño.
- Aprende a decir NO.
- Encuentra tu tribu.
POR BRENDA JAET
MAAZ