Los restaurantes galardonados con estrellas de la Guía Michelin representan la excelencia culinaria, donde cada plato sirve como un testimonio de la innovación, calidad y dedicación. Vale destacar que la obtención de una de ellas o la revalidación de las mimas, supone para los chefs, un gran reto ya que deben demostrar sus habilidades y sorprender a los inspectores que concurren de manera anónima a calificarlos.
Vale resaltar que la entrega de estrellas de la Guía Michelin genera un impacto positivo en las localidades a las que pertenecen los restaurantes galardonados. Se convierten en embajadores de la cultura y gastronomía de sus respetivas regiones. Para obtener ese galardón, los chefs deben someterse al escrutinio y evaluación de los inspectores.
¿Cómo realizan la tarea los inspectores de la Guía Michelin?
La Guía Michelin asegura cómo es la preparación de los inspectores encargados de la evaluación de los locales gastronómicos. En primer lugar, deben ser expertos y tener una sólida experiencia de al menos 10 años en el mundo de la hostelería/restauración. Deben tener el paladar bien entrenado, ser capaz de dejar de lado sus gustos personales con el fin de evaluar la cocina de cada restaurante de la forma más objetiva posible. Además, tener una amplia cultura de los productos, las zonas de producción y las tradiciones culinarias del mundo.
Sin embargo, los dueños y chefs de restaurantes desconocen las identidades de los inspectores de la Guía Michelin. Con el objetivo de pasar totalmente desapercibidos, buscan parecer un comensal más, por lo que siguen una serie de pautas para pasar desapercibidos. El trucazo para no ser reconocidos es que siempre reservan en el lugar con nombre ficticio para no ser reconocidos, eligen ellos mismos los platos que van a comer, como cualquier otro comensal, y pagan la cuenta con los métodos de pago habituales.
Un inspector de la Guía Michelin efectúa más de 250 comidas anónimas al año que se conocen pruebas de mesa, donde analizan la calidad de los ingredientes, las cocciones. También examinan las técnicas culinarias, armonía de sabores, percepción de la personalidad y de la emoción que el chef ha querido plasmar en sus platos y regularidad de la cocina a través del menú y entre las diferentes visitas.