El rock ha encontrado distintas grietas para continuar expandiendo su influencia a distintas partes del mundo, pero sin duda alguna Argentina fue la cuna de un movimiento que sentó las bases de la música actual en español. Contando con grandes exponentes que desafiaron las normas de la industria musical y resignificaron sentimientos como el amor y la rebeldía, convirtiéndose en la voz de una generación que buscaba expresarse y cuestionar todo lo establecido.
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A pesar de que este movimiento comenzó durante los años 60 dentro de un periodo de inestabilidad política y descontento social, su esencia continúa viva hasta ahora, por lo que las nuevas generaciones se encuentran redescubriendo el mundo a través de canciones ochenteras y convirtiéndolas en clásicos imborrables. Aunque hay muchísimas canciones que representan este movimiento, me he tomado la libertad de seleccionar cinco de ellas que considero indispensables para adentrarte en la historia del rock argentino y aquí te las comparto.
Fotografía: Pinterest/@¿naza?
Seminare (Serú Girán, 1978)
Esta, más que una canción, es una exploración poética de las complejidades del amor y las relaciones, donde un hombre persigue a una mujer que siempre está en movimiento y a pesar de ofrecerle todo, ella sigue huyendo debido al miedo de ser lastimada. La canción enfatiza que el amor no puede ser forzado ni obtenido externamente, sugiriendo que cada uno se encuentra buscando algo que están lejos de encontrar, haciendo referencia a las complejidades humanas cuando dos universos se enamoran, así como las luchas por encontrar amor y conexión en el mundo moderno.
Nos siguen pegando abajo (Charly García, 1983)
Este clásico aborda el poder, la violencia y el abuso de autoridad al describir una pareja atacada y perseguida por desafiar normas sociales. La canción critica la opresión y la violencia hacia grupos marginados como la comunidad LGBTIQ+, quienes sufren discriminación por su orientación sexual, relatando la constante violencia infligida a la pareja, subrayando el ciclo de opresión en la sociedad; la letra también expresa desesperanza y desamparo, mientras la repetición del coro sugiere la perpetuidad de la violencia sistémica.
Lago en el cielo (Gustavo Cerati, 2006)
Esta profunda canción explora la búsqueda del amor y la conexión en un mundo complejo, reflejando el deseo de suavizar la dureza de su ser querido. El simbolismo del "lago en el cielo" representa la esperanza y la renovación en medio de lo imposible, mientras se destaca la fugacidad del tiempo y la importancia de ser paciente y comprensivo en las relaciones, resaltando la importancia de la otra persona como un paisaje vital en la vida. Aunque también existen otras personas que afirman que esta canción habla sobre un dios y el paraíso al que sólo se llega una vez que la vida se ha terminado.
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Mariposa tecknicolor (Fito Paez, 1994)
Esta es una canción nostálgica y reflexiva que aborda temas de amor, pérdida y el paso del tiempo, evocando recuerdos del pasado, mientras que el coro resalta la fugacidad de la vida y la importancia de vivir plenamente. También se describe la resignación y el dolor observado en otros, mientras que la letra también sugiere una conexión profunda con el amor de pareja; el último verso enfatiza la necesidad de aprovechar el momento presente, celebrando la belleza de la vida y el amor a pesar del inevitable paso del tiempo y los recuerdos agridulces que deja, inspirando a valorar los momentos que hacen que la vida sea vibrante y significativa.
La parte de adelante (Andrés Calamaro, 1999)
Finalmente, esta es una canción de amor que expresa la devoción del narrador hacia su pareja, describiendo los compromisos mutuos y destacando la vulnerabilidad y admiración del narrador hacia su pareja, mientras se resalta su disposición para compartir tanto los placeres como los momentos apasionados. El coro expresa el deseo de pasar la vida juntos, ya que a pesar de los desafíos, el narrador está dispuesto a hacer cualquier cosa por su pareja, buscando comprensión y un hogar compartido incluso en la distancia.