En Connecticut, escondido entre las sombras del Bosque de la Entrada Oscura, hay un lugar envuelto en misterio, tragedia y eventos paranormales: Dudleytown. Este antiguo asentamiento, cuya historia se remonta al siglo XVIII, ha sido el centro de innumerables leyendas, algunas tan oscuras que han llevado a las autoridades a prohibir su visita.
Dudleytown comenzó como el hogar de unas pocas familias en la década de 1740, establecido por los Dudley, quienes le dieron su nombre. Sin embargo, este pueblo agrícola pronto se vio rodeado de desgracias, comenzando con la trágica llegada de Nathaniel Carter en 1759, cuya familia fue diezmada por el cólera. La cadena de infortunios no se detuvo ahí; siguieron más muertes, enfermedades y relatos de locura que ensombrecieron el nombre de Dudleytown.
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¿Dudleytown, un bosque maldito?
Las historias de Dudleytown no solo se limitan a enfermedades y muertes accidentales. Historias de avistamientos de criaturas nocturnas y eventos sobrenaturales comenzaron llevan varios años contándose. William Tanner, uno de sus residentes, reportó muchas veces la presencia de seres inexplicables en el bosque, lo que eventualmente lo llevó a la locura. Estos relatos se multiplicaron, alimentando el mito de un lugar maldito.
A lo largo de los años, Dudleytown fue testigo de cómo sus habitantes sufrían o desaparecían, hasta quedar deshabitado en 1899. Incluso intentos por revivir el área, como el del doctor William Clarke a principios del siglo XX, fracasaron. Hoy, lo único que resta son ruinas y la estricta vigilancia para evitar el ingreso al lugar.
¿Cómo se puede explicar lo que pasa en Dudleytown?
Algunos se han aventurado a entrar, como el Youtuber Roanoke Tales, y argumentan que los sucesos de Dudleytown han contado que la familia Dudley está marcada por una supuesta "maldición" tras intentar usurpar el trono de Enrique VIII. Esta maldición, junto a la ubicación de Dudleytown en un valle sombrío, rodeado de colinas que bloquean la luz solar, podría haber exacerbado las supersticiones y el miedo entre sus habitantes, en una época donde la ciencia aún no ofrecía respuestas a lo desconocido.
En la actualidad se ha vuelto un lugar de intereses para muchos creadores de contenido, quienes ansían ir, además de que en redes sociales no dejan de abundar las teorías de la conspiración y las leyendas, muchas de ellas sin sustento.