Europa se enfrenta a una amenaza climática sin precedentes que podría alterar drásticamente su clima en los próximos años y bajar la temperatura en muchos países. Investigaciones recientes indican que la circulación meridional de retorno del Atlántico (Amoc), un sistema crítico de corrientes oceánicas que distribuye calor y regula el clima global, está en riesgo de colapsar. Este fenómeno, no visto en más de 10 mil años, podría tener efectos devastadores a escala planetaria.
La Amoc, que incluye la Corriente del Golfo entre otras, actúa como una cinta transportadora marina, lleva calor, carbono y nutrientes desde los trópicos hacia el norte. Este sistema no solo ayuda a moderar el clima de Europa, sino que también juega un papel crucial en la distribución global de la energía, por lo que podría afectar los patrones climáticos en todo el mundo. Sin embargo, el acelerado deshielo de los glaciares en Groenlandia y el Ártico vierte día a día cantidades masivas de agua dulce en el océano, perturbando este delicado equilibrio, según explicó The Guardian.
Te puede interesar:
Temperaturas en CDMX llegan a 30 grados: así puedes evitar o atender un golpe de calor
¿Por qué podría pasar esto en Europa?
La investigación, publicada en Science Advances, revela cómo el aumento de la salinidad en el extremo sur del Atlántico podría ser un indicador temprano de un inminente colapso de la Amoc. Utilizando avanzados modelos informáticos que simulan el clima global a lo largo de dos milenios, los científicos han identificado una posible disminución gradual que podría desencadenar un desplome repentino del sistema en menos de un siglo, con consecuencias catastróficas.
El debilitamiento observado de la Amoc, un 15% desde 1950, sugiere que estampas ante su estado más frágil en más de mil años. Aunque previamente había un debate sobre la inminencia de tal evento, con estimaciones que varían desde tan pronto como 2025 hasta el final del siglo, la nueva evidencia pinta un panorama sombrío.
¿Qué otras consecuencias podría haber?
La posible reversión de la Amoc tendría efectos dramáticos: el nivel del mar podría subir hasta un metro en ciertas áreas del Atlántico, inundando ciudades costeras; las temporadas en el Amazonas podrían invertirse, empujando a la ya vulnerable selva tropical hacia un punto de no retorno; y se anticipan fluctuaciones más extremas en las temperaturas globales. Especialmente preocupante es el pronóstico para Europa, que se enfrentaría a un enfriamiento drástico y a una disminución de las precipitaciones, alterando fundamentalmente su clima.