LLOVIÓ DURANTE HORAS

El demonio que inundó la CDMX más de 5 años

En este episodio del podcast Los Archivos Secretos de El Heraldo de México, se habla de uno de los fenómenos más emblemáticos de la capital

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Durante años se especuló que un demonio habría causado este fenómeno.Créditos: Especial

En el año 1629, la Ciudad de México padeció una de sus peores inundaciones en la historia. Durante casi 40 horas llovió sin parar hasta que la mayor parte de edificaciones y hogares quedaron bajo el agua. Este fenómeno duraría por más de 5 años, dejando muerte y desgracia por todas partes.

Lo más extraño de esta historia es que algunos aseguran que la tromba fue provocada por un demonio que luego de un exorcismo quedó encerrado bajo la Catedral Metropolitana, donde ha permanecido hasta el día de hoy. Este es el caso del Demonio que inundó la CDMX.

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La Ciudad de México se construyó sobre un lago

Luego de la conquista española, el proyecto de lo que hoy conocemos como Ciudad de México comenzó siendo trazado en una hoja de papel por Alonso García Bravo, para beneplácito de Hernán Cortés quien desde luego construiría su hogar en una de las mejores zonas de la ciudad, la más céntrica posible. Hoy en día esa casa es lo que conocemos como el Nacional Monte de Piedad, justo a un lado de la Catedral Metropolitana y frente a la llamada Plancha del Zócalo. 

Al mismo tiempo que se edificaba la casa del conquistador, cientos de palacios y casas fueron levantándose en las inmediaciones. Lo que antes era un lago y capital mexica, poco a poco se fue secando y quedando en el olvido. Dando paso al monstruo de concreto que pretendía modernizar la llamada Nueva España, sin importar la deforestación en montes y cerros o la obstrucción de canales y lagos importantes para continuar el paso del agua. 

Fue así que la construcción de la ciudad continuó sin imaginar la terrible desgracia que se estaba germinando cada vez más.
Para el año 1629, aquella ciudad ya había tenido una inversión aproximada de 50 millones de pesos, tenía escuelas, universidades, parroquias, hospitales y más. Era un orgullo para los españoles quienes la veían como una de las más bonitas en el mundo. Jamás imaginarían que el 21 de septiembre de ese mismo año, todo se iría lentamente al drenaje. 

Esta acumulación de agua puso en riesgo a los capitalinos. FOTO: Archivo.

El diluvio de San Mateo fue una de las peores tragedias en México

Se dice que una terrible tromba comenzó desde temprano aquél día, una lluvia constante como nunca se había visto antes y que posteriormente sería conocida como el diluvio de San Mateo. Con el pasar de las horas, el agua no lograba detenerse. Los sistemas de desagüe no se dieron abasto ante tanta cantidad de líquido y los pobladores vieron la furia del agua cayendo de los cerros que ellos mismos talaron para construir su hermosa ciudad. 

Durante más de 36 horas la lluvia no dio tregua a los capitalinos, la población indigena desde luego fue la más afectada, pues sus hogares se destruyeron con las fuertes corrientes que se generaron, dejando la terrible cifra mortal de 30 mil fallecidos aproximadamente.

La lluvia casi exterminó a la población de la capital

Cuando la lluvia por fin cedió, cuerpos de personas y animales flotaban sobre el agua, había escombros por todas partes. La ciudad se había convertido nuevamente en un lago con una profundidad aproximada de dos metros y medio y no había forma alguna de remediar tal desastre. 

De las 20 mil familias que habitaban la ciudad antes de la inundación, sólo quedaron cuatrocientas, las cuales comenzaron una larga travesía para sobrevivir.

Los chilangos tuvieron que moverse en canoas

Luego de aquél día, la única forma de moverse era con canoas, los ciudadanos entraban a sus hogares a través de las ventanas de los segundos pisos. La iglesia ofrecía misas desde la azotea de los conventos, las cuales eran escuchadas por los devotos desde los techos de sus hogares. Todo estaba completamente destruido, la esperanza de muchos terminó bajo el agua en aquel momento.

Aquella inundación tardaría 5 años en ceder, debido a las condiciones climáticas, las construcciones y las herramientas de aquel entonces, no había forma alguna de liberar tanta agua. Cuentan los cronistas como Rafael Pérez Gay y Héctor de Mauleón que las reservas de grano comenzaron a escasear, hubo robos, saqueos y enfermedades derivadas por la acumulación de agua. 

Los Virreyes estaban tan desesperados que incluso llegaron a ofrecer recompensas a los indios por información sobre algún antiguo desagüe que pudiera ayudar a desazolvar la ciudad. 

No hubo forma de contener los efectos de la acumulación de agua. FOTO: Heraldo Media Group

Es aquí donde comienza la leyenda e historia paranormal

Como todos sabemos, una de las deidades más importantes del pueblo mexica, era nada más y nada menos que Tláloc, el dios de los cerros, del agua e incluso los terremotos. Algunas historias cuentan que ante el enojo del pueblo mexica por la conquista española, estos realizaron un ritual para invocar a este dios y que su furia se desatara contra la nueva ciudad, la cuál estaba construida principalmente sobre antiguos centros ceremoniales que los mexicas habían construido para honrar a sus dioses. 

Esto nos lleva a la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, la cual anteriormente era sólo una iglesia de la que Hernán Cortez puso la primera piedra de su construcción en 1524 sobre un pequeño templo dedicado a Xitle o Quetzalcóatl, que se encontraba junto al Templo Mayor, uno de los sitios religiosos más importantes para los mexicas. Cuentan las historias que para su construcción también se utilizó piedra del templo destruido dedicado al dios Huitzilopochtli, el más importante para los mexicas. 

Posteriormente, debido a la creciente demanda e importancia de la ciudad como capital de la Nueva España, sería transformada en lo que hoy conocemos como la Catedral, empezando sus trabajos de remodelación en 1570. 

Un sarcófago es señalado como el origen de la maldición

La historia dice que durante la inundación de 1629, dos Frailes encontraron aparentemente un sarcofago extraño en el sótano de dicha Catedral durante los trabajos de remodelación, a continuación te contaremos dicha historia: 
Cambio de atmósfera 

Tomas de Salazar y Miguel fueron quienes descubrieron el sarcófago. Los frailes avisaron de este hallazgo al padre superior, quien no supo qué hacer con aquel misterioso sarcófago, pues las aguas de la inundación no permitían maniobrarlo; así que lo movieron a un lugar donde solo quedaba el lodo producido por el agua.

Así pasaron los días hasta que las aguas bajaron y entonces el padre superior pregunta a los frailes Tomas y Miguel si recordaban el lugar exacto en donde inicialmente lo habían encontrado; los frailes contestaron que era imposible saberlo, ya que el agua impedía reconocer el terreno.

nunca se supo de quién era este ataúd

El Padre Superior ordenó a los frailes que limpiaran el sarcófago para así poder averiguar el nombre del difunto que se encontraba adentro y la fecha en que había muerto. Cuando estuvo limpio no se encontró ningún dato pero mientras los dos frailes lo limpiaban, Fray Miguel hizo un descubrimiento, al cual no dio importancia en ese momento se dio cuenta que la parte baja del habito de Fray Tomas presentaba una rotura, algo como un desgarre.

Fray Tomas pensó que posiblemente aquel desgarre se lo produjo con un clavo de los muchos que había en la construcción, pero pronto recordó que cuando terminó de limpiar el sarcófago, se sentó sobre él a descansar y sintió como si alguien le hubiese jalado el hábito esa misteriosa tarde llegaron a la construcción los arquitectos y maestros de obras.

El padre superior les mostró el extraño y misterioso sarcófago, mencionó no haber encontrado ningún nombre o fecha que les guiara para saber quién había sido enterrado dentro de él. El maestro de obras tampoco encontró el lugar exacto donde estuvo durante la inundación. Decidieron dejarlo en lugar donde estaba hasta que pudieran hablar con las autoridades eclesiásticas y el señor virrey.

La ciudad terminó bajo el agua. FOTO: Heraldo Media Group

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Una misteriosa hendidura le llamó la atención

El sarcófago permaneció en el interior de la catedral en construcción y cuando el sol estaba apunto de ocultarse, Fermín de Huesca joven organista, llegó a la catedral para afinar el órgano entonces descubrió el sarcófago y se detuvo ante él; sentado por la curiosidad lo inspeccionó y vio que no tenía nombre alguno, pero descubrió que el sarcófago tenía una hendidura en una esquina de la tapa.

Cuando se asomó por aquella hendedura para intentar ver el interior, su sorpresa fue enorme: de pronto escuchó un ruido y vio que algo se movía. Entonces se retiró asustado, pensando que posiblemente se trataba de una rata, aunque el silencio y la soledad hacían más siniestro aquel sarcófago, su juvenil curiosidad pudo más que su miedo y nuevamente se acercó e introdujo por la hendidura un papel que envolvió a manera de rollo para facilitar su entrada por el agujero.

Pero cuando creyó que el roedor mordería el papel sintió un fuerte tirón como si alguien lo hubiese jalado desde el interior entonces sacó el papel y se sorprendió cuando no tenía mordeduras sino que sus bordes estaban renegridos y cortados; y en su desaforada carrera por uno de los pasillos de la catedral sé encontró con el Padre Superior, quien al verlo tan agitado le preguntó, cuál era el motivo de su angustia; el joven le respondió que dentro del sarcófago había alguien; le enseñó las manchas que tenía el papel.

Pero el superior le dijo que seguramente eran figuraciones suyas, aquel joven organista temblando de miedo le dijo que no volvería a acercarse al sarcófago e insistió diciéndole que dentro de él había algo vivo y entonces se fue a toda prisa.

El espíritu fue visto: era algo horrible, sin forma

El Padre Superior alumbrado por un cirio se acercó sin ningún temor al sarcófago y miró que la hendidura era muy pequeña pero que cabía la posibilidad que a través de ella hubiera introducido algún roedor, pegó el ojo en el agujero a la vez que intento alumbrarse con la luz del cirio y de pronto se mostró aterrorizado y gritó ¡santo Dios!

Comenzó a rezar y retrocediendo poco a poco se alejó de ahí, al día siguiente las obras de construcción de la catedral se paralizaron, el franciscano acudió al santo oficio. El Señor Oidor le pidió que le explicara lo que había creído haber visto dentro del sarcófago, pero él no pudo describirlo, lo único que pudo decir es que era algo espantoso y que tampoco sabía sí se trataba de un hombre o de un animal; que quizás era ambas cosas o que se trataba de un espíritu maligno que había sido encerrado ahí por alguna obra demoníaca, entonces solicitó al santo oficio su intervención para poder sacar del sarcófago la cosa espantosa que ahí se encontraba; el santo tribunal ordenó que nadie entrara a la catedral y que esa noche ellos mismos realizarían un exorcismo.

Esa noche a puerta cerrada el exorcista y la santa hermandad llegaron a la catedral después de los rezos, exorcismos y salmodias religiosas se ordenó abrir aquel sarcófago, los hombres trabajaron arduamente ya que la tapa estaba sellada pero por fin de muchos esfuerzos la tapa cayó al suelo produciendo mil ruidos espantosos como si fueran truenos o tormentas o alaridos, toda la tierra pareció temblar una fuerte ráfaga de aire apagó los cirios y faroles. Entonces ante la mirada atónita de los frailes y los miembros del santo oficio algo escapó del sarcófago ¡era algo horrible y sin forma!

Algunos responsabilizaron a rituales a Tláloc. 

La leyenda termina en un misterio inexplicable

Cuando por fin todo pasó, encendieron los cirios y los faroles, descubriendo entonces que el oidor Cervantes había muerto de miedo, al seguir alumbrando con el farol miraron tendido en el suelo a fray Antonio de Medina que también estaba muerto, posteriormente otro de los ayudantes hizo otro siniestro descubrimiento eran unas extrañas huellas sobre lodo, nadie supo qué decir, entonces el señor obispo tomó la decisión de consultar con sus superiores de España para que lo ilustraran acerca del horrible hecho que todos habían presenciado cuando estaban a punto de retirarse de aquel lugar otros de los ayudantes se atrevió a mirar al interior del sarcófago todos los ojos se volvieron hacia aquel ataúd de mármol creyendo que se trataba de otro ser espantoso pero solo encontraron dos objetos que no hicieron más que aumentar el temor de aquella gente.

Ahí estaba el pedazo de hábito de Fray Tomas y el pedazo de papel que introdujo el organista, nunca se supo qué sucedió, ni que fue la cosa que escapó de aquel sarcófago. 

Se dice que luego de este exorcismo, el demonio fue nuevamente capturado en un cofre que posteriormente enterraron en las criptas de la Catedral, bajo la tumba de Juan de Zumárraga, primer arzobispo de México.  

La verdad detrás del mito: ¿es cierto que un demonio causó la inundación?

Tras este suceso, el nivel del agua comenzó a bajar y la capital de la Nueva España por fin pudo reconstruirse tras la inundación, pero… ¿Qué tan cierto es esto? 

Para empezar tenemos que romperte un poco el corazón, pues la historia que acabas de escuchar resulta ser un tanto falsa. Según un reportaje de la periodista Mariana Vidal, para El Heraldo de México, esta historia fue utilizada por parte de una agencia de viajes fraudulenta cuyo propósito era brindar tours a lugares secretos de la Catedral en donde supuestamente se encuentra la tumba con el demonio, sin acreditación y permiso de la propia Arquidiócesis.  

Alfredo Martínez, Encargado de Relaciones Públicas de la Catedral Metropolitana, señaló que esta agencia pedía depósitos en efectivo a través de tiendas de conveniencia o pagos a tarjetas a través de redes sociales para poder realizar dicho recorrido, pero todo se trataba de un fraude, pues al final no entregaban lo que prometían. 

Y es que cabe recalcar que la historia tiene muchas inconsistencias, como por ejemplo ¿Qué hacía un sarcófago de mármol durante la época prehispánica? Los antiguos mexicas no solían trabajar ese material. 

Por último suponiendo que todo fuera verdad, resulta un poco incongruente pensar que si el demonio estaba encerrado en el sarcófago, se le culpe por la inundación ocurrida en aquellos años, si a final de cuentas, los que abrieron el sarcófago fueron los mismo padres, luego de la inundación, no antes. 

Miles de personas murieron en estos hechos. FOTO: Archivo.

Rituales, demonios o el clima: la última palabra la tiendes tú

Desde luego nosotros sólo tratamos de presentarte los hechos, la última palabra la tienes tú. Cabe decir que existen otras teorías respecto a esta supuesta leyenda, en la cual algunas personas señalan que en realidad la iglesia habría cambiado la historia a su beneficio. 

Te estarás preguntando a qué nos referimos, bueno pues estas teorías señalan que en realidad los pobladores indígenas de aquellos años, cansados del dominio español habrían hecho una invocación a Tláloc, quien habría respondido con el diluvio que cayó y provocó la inundación; sin embargo la iglesia habría respondido con rituales para lograr atrapar al dios en un baúl que hasta la fecha descansa en las profundidades de la Catedral Metropolitana. 

Cualquiera que sea tu historia favorita, no hay duda de que aquel terrible evento que ocurrió en la capital de México hace ya cientos de años, sigue siendo recordado hasta nuestros días. Pues si alguna vez tienes la oportunidad de caminar entre las calles del Centro, y llegas hasta la esquina de la calle Madero y Motolinia, encontrarás una cabeza de león en lo alto, aquella escultura marca la altura máxima que alcanzó la inundación por aquellos años. Con demonio o no, aquella inundación nos recordó que el ser humano es una simple hoja al viento que vive a merced del poder de la naturaleza.