PANORAMA SOCIAL

Honrar al eslabón: Unión de grupos para ayudar a las personas

Aquellos que tienen la habilidad de presentar y unir grupos en un ambiente acogedor

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Aquellos que tienen la habilidad de presentar y unir grupos en un ambiente acogedor Créditos: Pexels

Presentas a María y a Lourdes, dos grandes amigas tuyas y se van a comer. Se caen de maravilla, hay buena química entre ellas, la conversación fluye y todas la pasan divino. Así sales con ellas dos o tres veces más, hacen un chat del grupo. Unos meses después te metes a Instagram y ves una foto de Lourdes y María comiendo, con un #amoamisamigas.

Rápidamente sientes un vació en el estómago y un dolor en el corazón. ¡Rápidamente revisas el chat, seguramente no viste el mensaje! Buscas en tu chat privado con una, con la otra, ¡y nada! ¡Esto no puede estar sucediendo! Tú las presentaste, tú fuiste el eslabón, y ahora están sin ti.

En esta vida existe gente que tiene la habilidad de presentar a otros y unir grupos. Un facilitador de relaciones que es hábil para crear un ambiente cómodo y acogedor que fomenta la interacción entre los demás. Saben cómo romper el hielo y generar conversaciones interesantes para todos facilitando así el que se creen nuevas.

Tienen una capacidad innata para comprender a las personas y lo que necesitan identificando rápidamente los puntos en común entre ellas, aprovechando las similitudes para crear lazos fuertes y duraderos. Se caracterizan por ser personas amigables y carismáticas que disfrutan de conocer nuevas personas y presentarlas a su círculo social.

Son excelentes líderes de grupos y organizaciones ya que transmiten entusiasmo y generan interés en los demás. Tienen una amplia red de contactos y saben cómo aprovecharla para unir a las personas adecuadas. Yo las llamo eslabones. Porque precisamente son eso, lo que une a una cadena de personas.

A estos eslabones hay que demostrarles gratitud, reconocer y apreciar el esfuerzo que hizo para facilitar esa conexión. Hay que valorar su amabilidad y generosidad. Esto además de ser de buena etiqueta social, ayudará a fortalecer tu relación con este conector social, ser agradecido con él/ella lleva a una mayor confianza y lo más probable es que te vuelva a presentar e incluya en otros círculos sociales. También el ser recíproco con ella fomenta una cultura de ayuda mutua y generosidad entre ambos.

¿Pero, como honrar al eslabón? Primero, expresando tu gratitud directamente, ya sea verbal o mandándole un mensaje de texto. Hazle saber lo agradecido que estás y cómo ha impactado positivamente en tu vida social. Segundo y más importante: cuando hagas planes con el nuevo amigo, no te vayas a olvidar de incluirlo, de hacerlo sentir bienvenido y que se sienta parte del grupo. Evita a toda costa excluirlos y se consciente de su presencia en los círculos sociales.

Ser agradecido es un valor que, desgraciadamente, se está perdiendo. Concientizarnos de hacerlo es muy importante y es predicar con el ejemplo.

Como seres humanos, tenemos una necesidad innata de pertenecer y ser aceptados por los demás. Cuando somos excluidos de un grupo social, se activa esa sensación de no ser parte de algo, lo que puede generar sentimientos de soledad, rechazo y tristeza. Ser excluido puede afectar nuestra autoestima y autoconcepto, podemos cuestionar nuestra valía personal y sentirnos inadecuados o no suficientes como para pertenecer. Se genera ansiedad, preocupación y puede tener un impacto en la salud mental.

El sentimiento de exclusión es real y es normal sentirse afectado por ello. Se puede experimentar en cualquier etapa de la vida. Si lo experimentas de alguna forma lo ideal es poder tener una conversación con la o las personas directamente responsables por provocarlo en ti, a veces es cosa de mala comunicación o de un descuido de alguien, raramente es con intención de excluirte o lastimar. Si con eso no es suficiente, es importante buscar apoyo emocional ya sea en amigos cercanos, familiares o profesionales. Debemos buscar relaciones saludables y encontrar un sentido de pertenencia en otros contextos.

 

POR BRENDA JAET

MAAZ