INSOMNIO ASEGURADO

Maratón de Halloween: el experimento ruso del sueño, la creepypasta que aterró a miles de personas en internet

En algunos foros virtuales se cuenta que ésta fue una de las historias más perturbadoras de hace algunos años, planteando la inquietud de si fue un hecho real o no

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Esta historia rondó por internet duranten muchos años, aterrorizando a más de un incauto que se topaba con ella.Créditos: Freepik.

Disclaimer: todas las creepypastas son imaginarias, inventadas por usuarios anónimos de Internet.

Imagina por un momento aquel silencio opresivo que de pronto llena tu habitación, cuando a pesar de conocerla te sientes una extraña que debe vigilar todas esquinas recordando que no es posible verlas todas al mismo tiempo y escuchando susurros que se mueven alrededor de ti. Esa es la atmósfera que se respira durante el mes de octubre para todas las personas que aman sentir miedo de verdad y para eso, el internet se pinta solo.

Y es que en el infinito virtual existió un fenómeno que dejó a muchas personas en un estado de horror tal, que incluso tuviero que dormir con las luces prendidas: las creepypastas. Derivado de la unión de los términos "creepy" y "paste", la palabra podría traducirse como una historia aterradora que se copia y se pega en distintos sitios web, convirtiendo así a algunas historias en leyendas urbanas que reinan el internet.

Las creepypastas han dado lugar a una nueva era de relatos de terror; nacidas en los rincones más oscuros de Internet, son historias cortas, normalmente de origen anónimo, que se propagan rápidamente y crean mitologías modernas. Muchas veces, su efectividad radica en su capacidad para sembrar dudas sobre su veracidad y aunque la mayoría de las personas sabe que estos relatos son ficticios, la forma en que están narrados (donde se incluyen supuestos testimonios, informes o documentos perdidos) les otorga un aire de autenticidad inquietante.

Al igual que con otras creepypastas populares, como "SlenderMan" o "The Rake", el Experimento Ruso del Sueño logró trascender su estatus de simple relato y se convirtió en una especie de mito moderno.
Fotografía: Pinterest.

De entre todas las historias macabras, las leyendas urbanas y los relatos escalofriantes de internet, una historia se destaca: "El Experimento Ruso del Sueño". Un relato que, más que simplemente asustar, logró entrar en lo más profundo de la mente, plantando semillas de inquietud que crecerían en pesadillas. En los rincones más oscuros de los foros y redes sociales, esta historia ha vivido y se ha alimentado del miedo colectivo, y aquí te la traigo para que recuerdes el terror que sentiste la primera vez que la leíste.

"El experimento ruso del sueño", un infierno sobre la Tierra

Todo comenzó en Rusia, en una época oscura marcada por el secretismo y la desesperada búsqueda de avances científicos.; se cuenta que a finales de los años 40, un grupo de investigadores soviéticos llevó a cabo un experimento espeluznante en donde el objetivo era desafiar los límites del cuerpo humano, en especial la necesidad biológica del sueño. Una nueva sustancia, un gas experimental diseñado para mantener a los seres humanos despiertos durante días, prometía revolucionar la ciencia, pero como ocurre con las pesadillas más aterradoras, lo que comenzó como un simple experimento pronto se convirtió en una espiral de locura y horror indescriptible.

Los investigadores necesitaban sujetos de prueba y no tardaron en elegir a cinco prisioneros políticos, hombres condenados por traición al Estado. Eran individuos cuyo destino estaba sellado, pero se les ofreció una tentadora oferta ya que si lograban resistir sin dormir durante 30 días, serían liberados; lo que los prisioneros no sabían es que el precio que pagarían por esta aparente libertad sería mucho mayor que la cárcel.

"El Experimento Ruso del Sueño" nos recuerda lo vulnerables que somos ante nuestras propias mentes y, lo que es peor, insinúa que tal vulnerabilidad es inevitable.
Fotografía: Pinterest.

En un laboratorio secreto, los cinco hombres fueron confinados en una cámara herméticamente sellada; los científicos observarían todo desde el exterior, utilizando cámaras y micrófonos instalados para registrar cada detalle del comportamiento de los sujetos. La habitación era básica, con camas duras y sin mantas, comida suficiente para un mes, agua corriente y algunos libros para distraer la mente, pero la verdadera prueba sería su resistencia psicológica, mientras el gas que les impedía dormir llenaba lentamente la estancia.

Los primeros días transcurrieron con relativa calma, los prisioneros mantenían conversaciones triviales, conscientes de que solo debían superar los 30 días para recuperar su libertad. Pero el ambiente comenzó a cambiar al quinto día cuando las charlas ligeras se tornaron oscuras, los prisioneros hablaban de sus miedos más profundos y las primeras señales de paranoia empezaron a emerger. Sospechaban unos de otros, señalaban secretos ocultos y traiciones, como si estuvieran buscando desesperadamente congraciarse con los científicos que los observaban.

En el décimo día, la situación se salió completamente de control, pues uno de los sujetos, en un acceso de furia o locura, comenzó a gritar con una intensidad aterradora. Gritó durante tres largas horas sin detenerse y cuando su voz finalmente se apagó, los científicos notaron horrorizados que se había arrancado las cuerdas vocales con sus propias manos. Aún más perturbador era que el resto de los prisioneros apenas reaccionó ante el espantoso suceso, no intentaron detenerlo ni prestaron atención a sus gritos de agonía; simplemente continuaron con sus propios delirios, ensimismados en sus pensamientos oscuros.

En el caso de "El Experimento Ruso del Sueño", parte de su éxito radica en que está ambientado en una época histórica concreta, una época que ya estaba teñida de secretos, conspiraciones y abusos científicos.
Fotografía: Pinterest/Antti Ilvessuo.

Con el paso de los días, los gritos se volvieron más frecuentes y los prisioneros comenzaron a autolesionarse de formas grotescas, arrancándose la piel y mutilándose sin mostrar señales de dolor. Algunos de ellos defecaban en los libros, arrancaban las páginas y las pegaban en las paredes, como si intentaran sellar su prisión; además, los micrófonos captaban cada sonido: susurros paranoicos, risas desconcertantes y un silencio ominoso que solo aumentaba la tensión.

Para el decimoquinto día, los científicos ya no sabían qué esperar, por lo que al no escuchar ruido alguno desde la cámara, decidieron intervenir. Rompiendo sus propias reglas, anunciaron por los altavoces que abrirían la habitación, advirtiendo a los prisioneros que serían ejecutados si intentaban resistirse. La respuesta que recibieron fue tan escalofriante como inexplicable: “Ya no queremos ser liberados”.

Al abrir la puerta, lo que encontraron fue un espectáculo de pesadilla: solo cuatro prisioneros seguían con vida, pero lo que quedaba de ellos apenas se podía considerar humano. Sus cuerpos estaban mutilados de manera grotesca, grandes partes de piel y músculo habían sido arrancadas, y las heridas parecían haber sido infligidas por sus propias manos. Habían consumido partes de sus propios cuerpos, en una visión caníbal que desafiaba toda lógica; pero lo más perturbador de todo es que, a pesar del dolor evidente, los prisioneros seguían conscientes, moviéndose lentamente como sombras de lo que alguna vez fueron.

Quienes alguna vez han pasado una noche en vela conocen la sensación de agotamiento mental que comienza a filtrarse, ese estado en el que los límites entre la realidad y la imaginación se vuelven borrosos.
Fotografía: Pinterest.

Cuando los soldados intentaron sacarlos de la cámara, se resistieron con una fuerza inhumana. Atacaron a los militares, exigiendo que les devolvieran el gas que los mantenía despiertos. No querían dormir. Su terror al sueño era tan intenso que preferían continuar en su estado de mutilación antes que sucumbir al descanso. Uno de los prisioneros, gravemente herido durante el enfrentamiento, fue sometido a una cirugía de emergencia y a pesar de recibir una dosis masiva de morfina, seguía consciente y luchaba contra los médicos; entre gritos de desesperación, solo repetía una palabra: “¡Más!”. Poco después, murió desangrado, pero sin mostrar el más mínimo rastro de alivio.

Los otros tres sujetos fueron trasladados a instalaciones médicas para intentar estabilizarlos y durante las operaciones para reparar sus cuerpos destruidos, continuaban exigiendo el gas. Rechazaban la anestesia, sonriendo de manera inquietante cada vez que se encontraban con las miradas de los médicos y enfermeras e incluso uno de ellos, durante una cirugía sin anestesia, llegó a pronunciar una frase que heló la sangre del cirujano: “Sigue cortando”.

El comportamiento de los prisioneros se había desviado completamente de cualquier comprensión humana y es que ya no eran personas, se habían convertido en algo más, en algo que nadie podía explicar. Los investigadores, desconcertados y aterrorizados, intentaron comprender qué había causado esta transformación; finalmente, decidieron volver a introducirlos en la cámara y restablecer el suministro del gas. No había marcha atrás, el experimento había fracasado, pero la obsesión por descubrir hasta dónde podían llegar superaba cualquier consideración ética o moral.

Muchos afirman que, tras leer la creepypasta, experimentaron noches de insomnio o se sintieron vigilados por algo invisible.
Fotografía: Pinterest/scaryforkids.com

Al ser expuestos nuevamente al gas, los prisioneros mostraron una calma inmediata, pero lo que sucedió después fue aún más perturbador. Uno de los sujetos se tumbó en su cama, cerró los ojos y murió al instante; parecía como si su cuerpo, finalmente incapaz de resistir más, hubiera sido liberado de su agonía. Los otros dos, sin embargo, siguieron mostrando señales de una profunda transformación psicológica.

Uno de los científicos, visiblemente afectado por el terror que había presenciado, decidió entrar en la cámara para confrontar a los sujetos y exigiendo respuestas les preguntó qué eran realmente. Lo que recibió fue una respuesta que aún resuena en los rincones más oscuros de la mente: “¿Tan pronto lo has olvidado? Somos ustedes. Somos la locura que habita en lo profundo de su mente, el animal salvaje que tratan de ocultar. Somos lo que temen cuando cierran los ojos cada noche. Somos aquello de lo que huyen en la oscuridad”.

El investigador, paralizado por el horror, apenas pudo reaccionar. Desenfundó su arma y disparó directamente al corazón del sujeto, quien, mientras agonizaba, soltó su última frase: “Casi… libre”.

Lo que hace que esta historia sea tan efectiva no es solo su contenido gráfico y perturbador, sino la manera en que juega con un miedo universal: el insomnio y la fragilidad de la mente humana.
Fotografía: Pinterest.

¿"El Experimento Ruso del Sueño" es una historia real?

La naturaleza perturbadora de esta creepypasta no tardó en cautivar a la comunidad en línea, por lo que en foros de terror y sitios como Reddit, "El Experimento Ruso del Sueño" rápidamente se volvió en el tema favorito y aunque muchas personas llegaron a afirmar que la historia tenía una base real y que el gobierno soviético había realizado experimentos similares en su búsqueda de la supremacía militar, en realidad todo se trata de una historia inventada por alguien anónimo. 

Es así como "El Experimento Ruso del Sueño" es una historia que, aunque ficticia, deja una marca imborrable en aquellos que se atreven a escucharla, porque en lo más profundo de su narrativa, nos recuerda que a veces, los verdaderos monstruos no son los que nos acechan en la oscuridad, sino aquellos que viven dentro de nosotras mismas, esperando el momento adecuado para emerger.

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