CORRIDAS DE TOROS

Estas han sido las cinco cornadas más graves en la historia de las corridas de toros

La fiesta brava es un espectáculo de vida o muerte, literalmente, y en algunas ocasiones, los matadores se han llevado la peor parte

TENDENCIAS

·
Las cornadas son un riesgo mortal en la fiesta brava.Créditos: Cuartoscuro

Al interior del ruedo, el peligro de morir o resultar gravemente lesionado es bastante real. Al final del día, pararse frente a una mole de más de 400 kilos defendiéndose con una espada y un capote es lo que tiene.

A lo largo de la historia de la tauromaquia, cientos de diestros han sufrido cornadas mortales o que los han apartado definitivamente de los ruedos al dejarlos definitivamente incapacitados.

Sigue leyendo:

Corridas de toros: Así se ha buscado prohibir la fiesta brava a lo largo de los siglos

Estos son los orígenes de las corridas de toros

Cantinflas, el mejor torero cómico que construyó una hacienda para lidiar sus propios toros

La cornada es la lesión más común dentro de las corridas de toros y, aunque no existe una teoría que determine la razón por la que algunos bureles lesionan gravemente a los matadores y otros no, la explicación más lógica es el instinto de supervivencia.

Muchas cornadas que pasaron hace siglos aún siguen comentándose entre los círculos taurinos. Estos son cinco de las más famosas.

Una tragedia goyesca

Inmortalizada en un grabado realizado por el maestro español Francisco de Goya y Lucientes, la mortal cornada que sufrió el diestro José Delgado, apodado “Pepe-Hillo” y considerado uno de los creadores del concepto moderno del toreo, aterró a los asistentes a la Plaza de Alcalá, en Madrid.

Era el 11 de mayo de 1801, cuando “Pepe-Hillo” lidiaba a Barbudo, séptimo toro de una tarde en la que alternaba con Juan Conde y José Romero. Cuando entró a matar, el burel lo prendió por la pernera y lo arrojó contra el suelo. Ya en la arena, el toro lo hirió nuevamente.

La muerte de "Pepe-Hillo" fue inmortalizada por Goya. Foto: Wikimedia Commons

El parte médico señaló que Barbudo le atravesó el estómago y le destrozó prácticamente todos los órganos internos, le rompió ocho costillas y le destrozó una vértebra, por lo que falleció en la arena.

Las crónicas de la época hablan con crudeza de las lesiones que sufrió e incluso del impacto que tuvo en la reina María Luisa, quien había asistido a presenciar la corrida de toros en ese funesto día.

Una larga agonía

Francisco Vega, el “Gitanillo de Triana”, fue uno de los diestros más aplaudidos durante la década de los 20. Gitano de nacimiento, se dice que nadie como él ha ejecutado la suerte de la “Verónica”.

Sin embargo, su encuentro fatal con el toro Fandanguero le provocó una lenta y dolorosa agonía. La lidia con el burel ocurrió en una abarrotada plaza madrileña, el 31 de mayo de 1931.

"Gitanillo de Triana" murió tras meses de agonía. Foto: Real Academia de la Historia

Según las crónicas de la época, Fandanguero corneó tres veces al diestro, dejándolo malherido y provocando que fuera llevado inmediatamente al hospital, donde recibió transfusiones de sangre.

Aunque nunca se recuperó totalmente de sus lesiones, no fue sino hasta el 14 de agosto de 1931 que el “Gitanillo” murió entre graves dolores en un nosocomio de la capital española.

La muerte de un ídolo

Considerado uno de los más grandes en la historia de la tauromaquia, Manuel Rodríguez “Manolete”, falleció tras ser corneado durante una corrida realizada en un coso ubicado en Linares, España.

“Manolete”, quien formó parte de la corrida inaugural de la Monumental Plaza de Toros México, se presentó el 28 de agosto de 1947 en la plaza linareja donde sacaría la peor parte de su encuentro con el miura Islero.

"Manolete" estuvo en el cartel inaugural de la Plaza México. Foto: Wikimedia Commons

Durante la lidia, Islero le clavó el pitón en el muslo, perforando gravemente la arteria femoral, lo que le provocó una copiosa hemorragia, por la que primero fue atendido en la plaza y luego llevado a un hospital cercano.

Horas más tarde, “Manolete” falleció víctima de la gangrena que subió rápidamente desde la herida, infección que se agravó con un posible choque por incompatibilidad con la sangre que le fue trasplantada. 

Un corazón partido

Una de las glorias modernas del toreo español, José Cubero el “Yiyo”, encontró la muerte en una corrida en la que ni siquiera estaba programado, pues entró de último momento para suplir la ausencia de Curro Romero.

Durante la lidia del sexto burel de la tarde, llamado Burlero, el “Yiyo” lanzó una estocada que plantó en hueso, lo que provocó que el diestro volara por los aires. El toro aprovechó que el matador había caído al suelo para cornearlo.

"Yiyo" murió el 30 de agosto de 1985. Foto: Wikimedia Commons

Según los reportes de los facultativos, el pitón de Burlero entró de lleno por la axila de Cubero, llegando hasta el corazón, partiéndolo en dos y matando al joven diestro de manera prácticamente instantánea.

Su muerte fue muy llorada por los amantes de la fiesta brava, al grado de celebrar sus exequias en la Monumental Plaza de las Ventas de Madrid, honor reservado a muy pocos matadores en la historia.

Una salvación histórica

Los ruedos mexicanos no han estado exentos del drama, aunque en uno de los incidentes más famosos ocurridos en territorio nacional, la experiencia y rapidez del personal de plaza le salvó la vida a una de las glorias modernas del toreo.

En 2010, el diestro español José Tomás se presentó en la Monumental Plaza de Toros de Aguascalientes, durante la Feria de San Marcos, donde se enfrentó al burel Valeroso, de la ganadería de Pepe Garfias, que le propinó la quinceava cornada de su carrera.

La rápida actuación del personal de la plaza le salvó la vida a José Tomás. Foto: Cuartoscuro

El toro le asestó una espectacular cornada en el muslo, afectando las arterias femorales, lo que puso en grave riesgo de desangrarse al matador. Sin embargo, la rápida intervención realizada en la enfermería de la plaza logró salvarle la vida.