Uno de los casos más sonados respecto a crímenes y santería fue el de los “narcosatánicos”, quienes fueron detenidos en la Ciudad de México, luego de ser culpado de haber asesinado y secuestrado a un hombre estadounidense en Tamaulipas para realizar uno de sus rituales.
El grupo delictivo y de índole espiritual fue liderado por Adolfo Constanzo conocido como “El padrino” al lado de Sara Aldrete y otros acompañantes de confianza quienes fueron de su confianza para realizar diversos rituales para ayudar a la gente a cumplir sus sueños o deseos más profundos.
El caso de los "narcosatánicos"
Adolfo Constanzo se autodenominaba como un brujo que tenía el poder de ayudar a lograr cualquier cosa a las personas, entre ellas, algunos famosos y políticos; sin embargo, tras el caso más sonado que fue en Tamaulipas, toda su organización se vino abajo.
Algunas personas e investigaciones, apuntan a que en ciertas ocasiones, Constanzo instó a sus seguidores a que tomaran pociones hechas con partes de las personas que asesinaban, mismas que les servirían para ser invencibles.
Al principio, robaban en cementerios las partes específicas que necesitaban de los cuerpos, pero después empezaron a secuestrar y asesinar a las víctimas con la idea de que sería más efectivo y potente el efecto; esto lo hacían con la finalidad de usar sus extremidades para los rituales que Constanzo conocía.
Secuestraron a un estadounidense
El caso que más aterró y alteró a las autoridades fue el secuestro de un estudiante estadounidense que estaba de vacaciones en Tamaulipas y que fue interceptado luego de salir de un bar ubicado en la zona, para posteriormente ser llevado a su rancho en Matamoros, donde lo asesinaron con la finalidad de usar su cuerpo.
Tras su desaparición, levantó diversas sospechas y luego de este caso, las investigaciones hacia este grupo no pararon y para 1989 fueron capturados varios miembros de la secta en un departamento ubicado en la calle Río Sena en el número 19 donde se estaban escondiendo.
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