PIENSA JOVEN

Escultura invisible por tan solo 15,000 euros

Mientras algunos espectadores la ven como un simple espacio vacío, para el artista Salvatore Garau y posiblemente otros, representa una manifestación divina que despierta emociones y creencias arraigadas

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Escultura invisible vendida en miles de Euros.Créditos: Digital Beat

La obra se llama “Lo sono” traducida al español es "yo soy" en italiano. Este trabajo artístico se presenta como una expresión profunda y significativa para Salvatore Garau, el creador detrás de la escultura invisible, que despierta emociones apasionadas y creencias arraigadas en quienes lo contemplan: “El vacío no es más que un espacio lleno de energía, y aunque lo vaciemos y no quede nada, según el principio de incertidumbre de Heisenberg, ese nada tiene un peso. Por tanto, tiene energía que se condensa y se transforma en partículas, es decir, en nosotros” (Garau, S N/A)

 

Además a primera vista pueda parecer un espacio vacío, para el artista, este aparente vacío es en realidad una representación simbólica y espiritual de Dios, que trasciende lo que nuestros ojos pueden percibir de manera tangible. 

Esta obra desafía lo que normalmente entendemos como arte. Aunque no tenga una forma física, tiene un impacto emocional y espiritual profundo para aquellos que la ven. Va más allá de lo que podemos tocar o ver con nuestros ojos, y se conecta con nuestra creencia en algo más grande, algo trascendental. En un mundo lleno de imágenes y cosas tangibles, esta escultura invisible nos invita a pensar más allá de lo obvio. Nos hace cuestionar cómo percibimos las cosas y cómo lo invisible puede influir en nuestra comprensión del mundo y de lo divino.
 

¿Genio innovador o trampa del consumismo?
 

¿Salvatore Garau tiene la razón o solo nos dejamos llevar por una escultura aparentemente vacía? Primero es importante explicar que en palabras simples el consumismo: Es la tendencia a consumir en exceso, sin considerar la necesidad real de los bienes y servicios adquiridos. También es una creencia que valora la posesión material como camino hacia la satisfacción personal, a menudo relacionada con la distinción social según la capacidad de compra. Este comportamiento es prominente en sociedades ricas y se opone al consumo responsable y sostenible. Fomentado por la publicidad, crea demanda y acumulación, a pesar de preocupaciones ambientales y sociales. 

Salvatore Garau
Foto: Infobae

La escultura en cuestión ha generado un gran debate, planteando la cuestión fundamental de si las personas que la adquieren realmente perciben algo más allá de lo visible o si su compra se basa en la influencia del consumismo y la fama del artista. Esta controversia surge de la dualidad entre la interpretación espiritual que el autor le da a la obra y la posibilidad de que algunos compradores se sientan atraídos por una sensación de profundidad que no es evidente para todos. Por otro lado, se plantea si la adquisición responde a una genuina conexión con la intención artística o si, en cambio, es impulsada por la tendencia a buscar pertenencia social a través de posesiones costosas.

 

"Invisibilidad Impactante: Lecciones desde la Escultura Invisible sobre Arte y Consumismo"

De esta intrigante escultura, hemos extraído una lección fascinante: en un mundo donde las formas y los colores nos cautivan, a veces lo invisible también puede tener un poder abrumador. Nos ha recordado que el arte puede ser una ventana hacia lo inmaterial y lo trascendental, desafiando nuestra percepción y cuestionando nuestra relación con lo tangible. Pero, ¡ojo! También nos ha dejado un espejo frente a nuestra propia tendencia al consumismo, recordándonos que, en ocasiones, caemos en la tentación de adquirir no solo por lo que vemos, sino por lo que escuchamos y sentimos en torno a una creación. ¿Ustedes qué opinan?
 

Por: Raquel Saad Salmun 



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