Todo comenzó en la calle Graciano Sánchez, en la colonia Ejidos de San Agustín, era un jueves normal para muchos, las personas salían de sus hogares rumbo a sus trabajos, al colegio, a comprar desayunos o simplemente a barrer el patio de su casa.
Los vecinos se percataron que en la casa marcada con el número 34 y el lote 5 las personas que ahí habitaban no habían salido a sus labores, sin embargo, desde las seis de la mañana comenzaron a escuchar gente rezando y música religiosa en un volumen muy alto. Para la gente que vivía a los alrededores esos cánticos y alabanzas eran normales, pues esa familia se caracterizaba por ser “muy religiosa”.
El reloj marcaba las 7:46 am, cuando de pronto un joven sin playera y con un semblante horrorizado salió corriendo de la “casa religiosa”, como si estuviera huyendo de algo o alguien. Sus gritos de “están matando a alguien” comenzaron a escucharse por toda la calle.
El miedo que invadió al joven fue tan fuerte que nada ni nadie pudo detenerlo, los vecinos sorprendidos sin saber que ocurría comenzaron a salir de sus hogares y entre temor e incertidumbre llamaron una patrulla.
Momentos de Horror
Minutos después, los oficiales llegaron al lugar de los hechos, al querer ingresar al domicilio donde salió el joven corriendo les fue imposible ya que las puertas estaban cerradas, por lo que procedieron a forzarlas; El panorama no pintaba bien, los “religiosos”, vivían en medio de basura, heces de animales, llantas apiladas y montones de papel periódico sucios.
Uno de los uniformados logró ingresar al fondo de la casa, donde lo recibió un hombre mayor y sin más le dijo: “le sacaron los ojos”, el policía sorprendido por la escena que estaba presenciando se quedó sin habla. En el piso se veía a una mujer tirada con un niño en brazos rodeados de charcos de sangre, por lo que no se apreciaba quien de los dos era la víctima, además se encontraban dos mujeres desmayadas, un hombre alcoholizado y probablemente drogado, los demás integrantes de la familia continuaban rezando y su biblia abierta siempre estuvo ahí.
Ante esta atrocidad, el policía desconcertado de inmediato pidió refuerzos en la zona, minutos después se acercó a la señora que cargaba al menor y le preguntó qué había ocurrido, a lo que la señora sin dudarlo respondió, “es mi hijo, se llama Fernando”.
Detención a criminales
Pasados unos minutos, elementos de la policía llegaron y detuvieron a todos los ahí presentes, debido al estado tan crítico en el que se encontraban fue necesario llamar a ambulancias para el traslado del menor Fernando y la atención de tres personas más.
La madre de Fernandito, María del Carmen tenía 23 años cuando cometió tremenda barbaridad, al ser detenida gritaba “el fin del mundo está cerca”. Los abuelos del menor, dos mujeres más y un hombre de 25 años fueron llevados a la policía… En la vivienda del portón verde y oxidado se encontraba un menor más y Manuel quien apareció después de unos minutos luego de haber salido despavorido al ver la atrocidad que se cometió.
Durante el traslado a las oficinas de la Fiscalía del Estado de México, Manuel relató cómo su familia había intentado matar a su primo Fernandito en ocasiones anteriores, no los dejaban salir ni ir a la escuela para que no tuvieran contacto con personas del exterior, pues decían que el mundo estaba a nada de acabarse, por lo que también los obligaban a que rezaran con ellos.
Crudas Declaraciones
María del Carmen pidió ayuda a su hermana Yesenia para que sostuviera a Fernandito quien se encontraba acostado en una mesa de la cocina, el menor aterrado suplicaba a su madre que no lo lastimara, sin embargo, eso no fue suficiente pues ella ya traía una cuchara en la mano, misma que le clavó en sus ojos para sacarlos.
Tras ser detenida e interrogada, María del Carmen aseguró que ella fue quien le sacó los ojos al menor para evitar “el fin del mundo”, ya que Dios por medio de un sueño le había dado la señal de que todo terminaría con un terremoto.
Fernandito logró sobrevivir después de la atrocidad que le hizo su madre, fue hospitalizado y le fue colocada una prótesis ocular, por razones obvias quedó en custodia del DIF de Toluca, junto a su hermano quien también vivió dicha escena…Después de varios meses de investigación, Fernandito y su hermano fueron entregados a su padre biológico.
María del Carmen, sus dos hermanas y sus padres están cumpliendo una sentencia de 30 años en prisión por el atroz crimen que cometieron. A todos los detenidos les practicaron pruebas para saber si se encontraban drogados al momento de atentar contra Fernandito, sin embargo, los resultados salieron negativos, lo que demuestra que se encontraban en sus cinco sentidos
Final Feliz
Actualmente, Fernandito tiene una vida normal junto con su hermano y su padre, logró desarrollar diferentes talentos, incluso abrió su propio canal de YouTube en donde se le ve tocando el piano.