Dentro de las densas selvas tropicales de Sumatra, isla perteneciente a Indonesia, se encuentra la flor más grande de mundo, pero también la más apestosa. Se trata de la Amorphophallus titanum, quien se ganó el apodo de "flor de cadáver" al imitar un olor a carne humana podrida. La naturaleza no deja de sorprender a la humanidad, así como hay plantas y árboles que se convierten en los protagonistas de terrazas y bellos jardines, hay otras que tienen características aterradoras, tal como la gran flor que actualmente está en extinción, pues se estima que ya solo quedan unos mil ejemplares salvajes en la selva.
La rara especie también es conocida como "aro gigante", "bunga bangkai" y a veces "la flor más fea del mundo"; puede medir hasta 2.74 metros de altura y puede llegar a tener un peso de 126 kilogramos. Además de sus dimensiones, quienes han experimentado el aroma de la enorme flor lo comparan con el hedor de la carne podrida que ha estado expuesta a la intemperie por varios días.
¿Por que huele a cadáver?
Aunque para los humanos resulte un olor fétido, para los insectos carroñeros es el mejor atrayente. Para aumentar sus posibilidades de polinización, el gran espádice de la planta genera calor, el cual eleva el olor a lo alto de los árboles, atrayendo a los insectos de los lugares más lejanos para que se encarguen del intercambio de polen necesario para su reproducción; por ejemplo, atrae moscas que buscan cadáveres en los que depositarán sus huevos, para que posteriormente salgan larvas saprófagas. Los compuestos que crean el olor han sido identificados y descritos con olor a queso azul, ajo, pies, pañal sucio o pescado podrido.
El hedor que despide se debe a los siguiente compuestos orgánicos: trimetilamina (semejante al pescado podrido), ácido isovalérico (parecido al vinagre o a unos calcetines sucios con sudor), trisulfuro de dimetilo y disulfuro de dimetilo (remite a las cebollas o al ajo).
Cabe mencionar que la planta cadáver tarda entre siete y diez años en producir su primera floración. Después, solo florece cada cuatro o cinco años. Sin embargo, sólo florece plenamente durante 48 horas para posteriormente morir. En este periodo, su fétido olor es más potente, precisamente durante la noche y a tempranas horas del día siguiente, en su máximo pico de floración. Además, durante la floración, la temperatura de su espádice (interior de la planta) alcanza los 37 grados Celsius, ideales para que se extienda aún más su putrefacto olor.
Por tratarse de una especie rara y de apariencia prehistórica , hay varios ejemplares repartidos en el mundo para su estudio. Para los botánicos, su floración es un gran acontecimiento que mantiene a muchos a la expectativa. Sitios como el Jardín Botánico de Estados Unidos, con sede en Washington D.C., o el Jardín Botánico de San Diego monitorean el desarrollo de la planta y dan cuenta de ello a través de exhibiciones al público. La flor cadáver está incluida en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).
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