En las profundidades de la antigua ciudad de Jerusalén, un hallazgo reciente ha desatado una ola de fascinación y misterio. En la Cueva de Te'omim, ubicada en las colinas occidentales de la ciudad, se encontraron restos y objetos que ha llevado a los investigadores a plantear una nueva teoría: ¿podría esta caverna haber sido vista como un "portal al inframundo"?
Este lugar ha sido objeto de estudio durante 150 años, pues anteriormente los locales creían que las aguas de manantial que fluyen allí poseían propiedades curativas, entre el 4000 a.C. y el siglo IV d.C. Ahora se han descubierto tres calaveras y más de 100 lámparas de cerámica en los rincones y grietas de la cueva.
¿Es un portal al infierno?
Este hallazgo ha llevado a los expertos a sugerir que estos objetos podrían haber sido utilizados para tratar de invocar a los espíritus de los muertos. Eitan Klein, de la Autoridad de Antigüedades de Israel en el Colegio Académico de Ashkelon, y Boaz Zissu, de la Universidad Bar-Ilan, han publicado esta nueva idea en la Harvard Theological Review.
“Tiene todos los elementos culturales y físicos necesarios para servir como un posible portal al inframundo", consideraron. En la década de 1970, los investigadores descubrieron una serie de pasadizos secretos previamente desconocidos que conducían a cámaras ocultas, en las que había almacenadas monedas, cerámica y armas de metal, además de las lámparas y los cráneos.
El contacto con el más allá
Los escritos desenterrados de la época romana sugieren que la forma en que las llamas de las lámparas parpadeaban se consideraba una forma de comunicarse con demonios y seres del más allá. Por otro lado, las osamentas estaban asociadas con la hechicería y se creía que las armas ayudaban a combatir a los espíritus malignos.
Los objetos estaban escondidos profundamente y los arqueólogos tuvieron que usar largos postes con ganchos para recuperarlos, especialmente los cráneos. En la antigüedad, las las cavernas eran consideradas lugares clave de idolatría por los líderes religiosos judíos y los practicantes de las artes oscuras.
Un texto sobre las tradiciones orales judías sugiere que hasta 80 mujeres que trabajaban en una cueva al sur de Tel Aviv fueron colgadas por practicar brujería subterránea. "Hasta donde sabemos, aparte del uso de cráneos para la hechicería y la nigromancia, los rituales que involucran cráneos humanos apenas se mencionan en las fuentes clásicas", añadieron los expertos.
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