La violencia contra la mujer y los feminicidios son de los problemas más graves en las sociedades actuales. Uno de los factores de alerta son aquellas costumbres que, aunque enraizadas en la cultura, pueden ser puntos de alarma sobre una relación que puede derivar en agresiones.
La organización Cruces x Rosas, dedicada a apoyar a las mujeres que sufren relaciones violentas para que salgan de ellas, realizó una encuesta entre mil personas, quienes sufrieron este tipo de experiencias, y los resultados son demoledores.
A pesar de sus historias de violencia, el 96 por ciento de las mujeres encuestadas dijeron sentirse amadas, mientras que el 74 por ciento señalaron que iniciaron estas relaciones debido a gestos considerados románticos por parte de sus parejas.
“Estos datos nos sumergen en uno de los mitos del amor romántico, donde el sufrimiento se convierte en un requisito para amar y ser amada. Aunque reconocemos que las relaciones no son perfectas y que enfrentar desafíos es normal, existe una línea en la que los problemas se transforman en abusos verbales, celos, golpes y otras formas de violencia” apunta Camila Trombert, directora de Cruces x Rosas.
¿La idealización es amor?
Para la experta, uno de los principales riesgos en este tipo de relaciones es la idealización de la pareja, lo cual lleva a justificar acciones como los celos o las agresiones tanto verbales como físicas, confundiéndolas con expresiones de amor, cuando en realidad se trata de violencia.
“El amor romántico y sus acciones pertenecen a un mundo idealizado que pareciera tener un filtro rosa, el cual evita que se vea lo que no es el amor como conductas violentas: al 87 por ciento de las víctimas les costó identificar que lo que vivían era violencia y 17.4 por ciento de las mujeres no se dieron cuenta de la situación en la que estaban hasta que alcanzaron niveles extremos de ansiedad, depresión, intentos de suicidio o adicciones”, detalla la asociación.
Una buena manera de evitar este tipo de riesgos es mantener una actitud realista en las relaciones, además de cuestionarse tanto las expectativas personales como de la pareja en lo que a la relación se refiere.
“Un buen primer paso es cuestionarse de dónde viene la idea que tenemos de lo que es o no el amor de pareja, es fundamental que la sociedad comprenda que este amor no es violento. Promover relaciones basadas en el respeto, la equidad y la empatía es el camino para construir un futuro libre de violencia de género.” concluye Trombert.