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Qué tan vigente es “La fierecilla domada” de Shakespeare y su debate de la obediencia femenina

¿Obedecer o rebelarse? El complejo dilema de las mujeres desde el siglo XVI

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¿Qué tan vigente es hoy el debate de la obediencia femenina?.Créditos: El Heraldo Media Group

Una mujer enfurecida es como una fuente turbia, fangosa, desagradable a la vista, espesa sin belleza alguna, mientras se haya en tal estado nadie, por sediento que esté, se dignar a sorberla o beber una sola gota.

Tu esposo es tu señor, tu vida, tu guardián, tu jefe, tu soberano, uno que se ocupa de ti y por tu subsistencia somete su cuerpo a penosos trabajos por tierra y por mar se expone de noche a las tempestades, de día a los rigores del frío y tras que tú, en tu casa duermes abrigada, segura y sin temor.

Te piden como tributo solo tú buena cara y verdadera obediencia, pago en verdad bien pequeño para tan grande deuda, la misma sumisión que debe el vasallo al monarca la debe la mujer a su marido y cuándo es testaruda y desabrida y no obedece a sus órdenes es sino una criatura culpable, traidora, indigna de perdón para con su señor que la ama.

Me avergüenza ver que las mujeres son tan simples, que declaran la guerra cuando deberían pedir la paz, que aspiran al mando a la supremacía del imperio cuando están obligadas a servir amar y obedecer. Porque son nuestros cuerpos suaves, débiles y delicados; inhábiles para las fatigas y las preocupaciones del mundo sino para que nuestras cualidades y la dulzura de nuestros corazones se correspondiese con nuestra naturaleza exterior.

¡Vamos, vamos, gusanillos impotentes y rebeldes!, mi carácter ha sido tan imperioso como el vuestro, mi corazón tan ambicioso y mis motivos tal vez más fundados para volver palabra por palabra y amenaza por amenazas, pero es reconocido que nuestras lanzas no son más que briznas de paja que nuestra fuerza es debilidad, nuestra debilidad incomparable y que parecemos más ser lo que en realidad somos menos. Rebajad pues vuestro orgullo que de nada os servirá y poned nuestras manos bajo los pies de nuetros maridos. En prenda de mi obediencia, si mi marido lo desea, está mi mano pronta, pueda esto serle una satisfacción.

Parecer una mujer enfurecida

El texto anterior pertenece a “La fierecilla domada” una obra de teatro escrita por William Shakespeare en 1594, y que hasta la actualidad es el vivo ejemplo de que el teatro sirve para problematizar, subvertir, cuestionar y para discutir un complejo tema que ha escandalizado varias generaciones: la obediencia femenina.

En este episodio Nicolás Alvarado recibe a Aurora Cano, directora de la Compañía Nacional de Teatro para discutir sobre "FIERAS", la reciente puesta en escena que retoma el clásico del escritor inglés de la mano de Estefanía Norato y Xhaíl Espadas. Esa es la pinche complejidad del montaje que ahora presenta la Compañía Nacional de Teatro.

ESCUCHA más sobe esta propuesta escénica en el nuevo episodio de La Pinche Complejidad con Nicólas Alvarado

¿Obediencia o rebeldía?

Hace ya varios siglos que Shakespeare retomó una problemática en “La fierecilla domada” es una obra extraordinariamente problemática en nuestros tiempos, para los que no hayan leído o no hayan visto un montaje teatral, se trata de un hombre que tiene dos hijas casaderas, Catalina y Blanca, Blanca es básicamente la bella virtuosa y Catalina es básicamente una mujer con un temperamento fogoso, de difícil trato, que pues no es posible casarla.

La obra es extraodinariamente polémica, por ello, ha sido objeto de toda suerte de revisiones en montajes recientes en todo el mundo y también ha sido cada vez menos representada, porque es una obra problemática, no solo desde tiempos antiguos, sino problemática a la luz de las revindicaciones contemporáneas de género y de los nuevos feminismos.

Entonces, el teatro sirve para problematizar, sirve para subvertir, sirve para ponernos a discutir, por supuesto en un montaje subversivo y cuestionador del texto Shakesperiano mismo.