Existen diversas historias en cada rincones del país, pues hay lugares que tienen muchos años de existir y cuyas paredes han sido testigos de grandes vivencias de diferentes ámbitos, como el político, cultural, entretenimiento y hasta de criminales. En este contexto, a través de redes sociales ha sido más fácil dar a conocer estas historias, algunas ocurridas en los lugares más recónditos de la Ciudad de México y otras, en los menos esperados.
En este contexto, cabe recordar que el Palacio de Lecumberri fue una cárcel desde 1900 hasta el 27 de agosto de 1976, se ubica en la alcaldía Venustiano Carranza y en ese año fue clausurado por Sergio García Jiménez para posteriormente convertirse en la sede del Archivo General de la Nación (AGN) a partir de 1982, luego de una remodelación que permitió reabrir este espacio.
¿Qué relación tienen las bancas con los presos de Lecumberri?
El usuario de TikTok @danokueva compartió un video en el que explicó de donde surgen las bancas de hierro forjado que suelen haber en parques de la Ciudad de México, así como en plazas públicas. Y es que son inconfundibles porque tienen un escudo el cual resulta clave para entender su origen, pues se encuentra al centro de la banca y fácil de detectar.
De acuerdo con el creador de contenido, este dado curioso lo aprendió recientemente cuando visitó el Archivo General de la Nación: "En los tiempos en los que era cárcel de contaba con programas de rehabilitación y esto incluía talleres para realizar ciertas actividades y una de las actividades era trabajar con hierro forjado, en esos talleres, parte de lo que hacían era estas bancas" señala.
Asimismo, agregó que no sólo los presos hacían bancas, sino también coladeras y otros productos del paisaje urbano, aunque enfatizó que específicamente las bancas que se encuentran en Lecumberri cuentan con el escudo característico, ya que fue el escudo nacional en los tiempos de Porfirio Díaz: "Si por tu casa, por tu barrio, hay una banca con este escudo, probablemente se hizo en la cárcel de Lecumberri".
¿Cómo rehabilitaban a exprisioneros de Lecumberri?
Cuando el General Carlos Martín del Campo asumió la dirección de la Cárcel Preventiva del Distrito Federal implementó un programa denominado “Rehabilitación desde procesados” con el que buscaba transformar la cárcel en centro de rehabilitación, a través de la aplicación de actividades positivas. En este contexto, el director estaba convencido de que al delincuente se le debía dar la oportunidad de reintegrarse a la sociedad.
De esta forma, no compartía la idea de que se le debía de tratar como una persona llena de odio, sino como un ser humano a cuyo alcance debía ponerse la educación, la cultura y el trabajo retribuido, por lo que para alcanzar este fin, se les debía proporcionar enseñanza cultural e industrial. Es así como comenzó a ser notoria la buena conducta a través de la realización de actividades productivas y que además les retribuyeran económica y personalmente. De esta forma, en los talleres de Lecumberri se realizaban las bancas, coladeras y demás elementos urbanos de fundición, el papel para los libros del registro civil, jabones, el pan para los reclusorios y estancias infantiles, entre otros productos.