FUERON DESCUBIERTAS POR UNA MUJER

Las buganvilias no son color rosa, la verdad detrás de su engañoso descubrimiento

Las buganvilias fueron descubiertos por una mujer que debía disfrazarse de hombre para continuar con sus investigaciones

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Jeanne tuvo que disfrazarse de hombre para realizar las exploracionesCréditos: National Geographic

En esta época las calles también se inundan del olor y los colores brillantes de las buganvilias, es muy común encontrarlas dentro de la Ciudad de México y aunque su color característico es un rosa muy brillante, la realidad es que esto se trata de un mito que se convierte en metáfora cuando se conoce la historia de quien la descubrió. Esta planta lleva su nombre por Louis Antoine de Bougainville, un explorador que llevó la planta de Europa a Brasil cuando se encontraba en una misión para descubrir tierras en el Pacífico.

Durante esta expedición fue necesario contar con científicos y botánicos que acompañaran al explorador y el médico y naturalista Philibert Commerson fue el encargado de analizar las plantas desconocidas que se encontraban en cada territorio. Desde esa misión, a Commerson se le atribuyen múltiples hallazgos de plantas y árboles, pero con el paso del tiempo, la comunidad científica ha revelado que no fue él quien realizó esos descubrimientos ya que él se enfermó durante la mayor parte de la exploración.

Las buganvilias se presentan en distintos colores (Foto/México Desconocido)

Si no fue Commerson, ¿quién descubrió las buganvilias?

De acuerdo con información oficial, fue Jean Baret en (un mozo) quien en 1766 realizó el análisis de las plantas que se encontraban en su recorrido, pero el descubrimiento no terminó ahí ya que la realidad es que el supuesto mozo era en realidad una mujer francesa de 26 años llamada Jeanne Baret quien por la represión que vivían las mujeres en aquella época había decidido disfrazarse de hombre para así poder desarrollar sus investigaciones botánicas.

Jeanne nació el 27 de julio de 1740 en una familia de jornaleros, tuvo acceso a una educación básica y creció rodeada de saberes ancestrales sobre la herbolaria y cómo usar las plantas como medicina, estos saberes la acompañaron durante toda su vida y llamaron la atención del médico y naturalista Philibert Commerson quien terminó casándose con Jeanne para después emprender, juntos, su vuelta alrededor del mundo.

Si ahora existen prejuicios machistas en contra de las mujeres que salen de los roles de género tradicionales, en aquella época esto era aún peor, por lo que Jeanne tuvo que darle vida a “Jean” y disfrazarse de mozo para así poder formar parte de la expedición organizada por Louis Antoine de Bougainville como ayudante de Commerson. Aunque ella debía estar bajo las órdenes de su esposo, él se enfermó durante la mayor parte de la exploración por lo que ella realizó el trabajo de recolectar y catalogar las plantas que encontraban durante su recorrido, mérito que no fue reconocido hasta hace muy poco.

Jean fue el nombre que usó para poder realizar la vuelta al mundo (Foto/National Geographic)

De acuerdo con la escritora Glynis Ridley, las acciones de Jeanne Baret tienen un valor científico impresionante ya que fue la primera mujer en circunnavegar alrededor del mundo, pero además de esto es importante reconocer también su valentía al retar las normas sociales del siglo XVIII ya que en este tiempo las costumbres machistas tenían totalmente alejadas a las mujeres de cualquier ciencia.

La revelación de la verdadera identidad de Jean

La tripulación llegó a Brasil, en donde Jeanne se encargó de la recolección y clasificación de entre 3.000 y 6.000 nuevas plantas halladas en el lugar, pero a pesar de esto ninguna llevó su nombre. Entre estos descubrimientos se encontró la buganvilia, que fue llamada así en honor a Louis Antoine de Bougainville, el encargado de la misión.

La vuelta al mundo se vio llena de dificultades ya que además de las tormentas que azotaban los mares por los que viajaban, Jeanne tuvo que ocultar su verdadera identidad a toda la tripulación, pero al llegar a la isla de Tahití fue descubierta.

Se dice que los nativos fueron quienes identificaron a “Jean” como mujer debido a su olor corporal, cuando la tripulación se enteró de ello abusaron sexualmente de ella y la abandonaron en aquella isla en compañía de su aliado, Philibert Commerson. Pero a pesar de esto los descubrimientos de la pareja no terminaron ahí ya que el gobernador de la isla, Pierre Poivre, los incentivó a continuar con sus investigaciones hasta que en 1773 Commerson falleció por una pleuresía dejando a Jeanne sola y con escasos recursos.

Renaciendo ante la adversidad

A pesar de esto, Jeanne demostró su capacidad para superar la adversidad, mostrando su amplio conocimiento en botánica. En Port Louis, la capital de isla Mauricio, Jeanne abrió un cabaré y una sala de billar donde conoció a Jean Duberna, un oficial francés con quien se casó en 1774 y finalmente regresó a Francia, completando así su vuelta al mundo.

A su regreso a Francia, Jeanne trajo consigo 32 cajas llenas de especias y recibió la noticia de que Commerson había dejado un testamento en el que legaba sus colecciones botánicas al Gabinete de Estampas del Rey y 600 libras a "su gobernanta Jeanne Baret". Cumpliendo con su deseo, Jeanne entregó al Jardin du Roi alrededor de 5,000 ejemplares que impresionaron a la comunidad científica europea de la época, quienes desconocían que la mayoría de las plantas habían sido recolectadas por una mujer.

En el año 2012 el botánico  Eric Tepe puso el nombre de Jeanne Baret en una planta (Foto/National Geographic)

Jeanne falleció el 5 de agosto de 1807, sin embargo, a pesar de que sus descubrimientos botánicos seguían sorprendiendo a Europa, su memoria había sido olvidada. No fue hasta 1982 que su identidad salió a la luz gracias a la novela "La buganvilla" escrita por Fanny Deschamps, en la que se cuenta la historia de la primera mujer en dar la vuelta al mundo.

La historia de Jeanne Baret es un ejemplo del papel crucial que las mujeres han desempeñado en la ciencia y la exploración a lo largo de la historia, a menudo sin recibir el reconocimiento que merecen. La discriminación de género ha afectado a las mujeres en la ciencia en todos los niveles, desde el acceso a la educación y la financiación hasta el reconocimiento de sus logros.

 

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