En los últimos años, los concursos de belleza han sido protagonistas de un sinfín de debates, con serios argumentos en su favor y en su contra, pues mientras algunos aplauden la coronación de una reina por su hermosura, otros lo consideran un tipo de entretenimiento que suma a conductas misóginas.
Aunque por algún tiempo parece que estos certámenes quedan totalmente en el olvido, algunos vuelven a tomar relevancia, especialmente cuando una mexicana está entre las mejor calificadas para llevarse la corona.
Pero ¿de cuál es el origen de estos concursos?, ¿por qué siguen existiendo si la belleza es subjetiva? Aquí te contamos algunas cosas que debes saber sobre certámenes de belleza.
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Origen de los concursos
Aunque los concursos de belleza parecen algo relativamente nuevo, sus orígenes se remontan a la Edad Media. De acuerdo con algunos historiadores, en algunos festivales europeos, países como Inglaterra solían elegir a una Reina de Mayo o del Verano, quien era la imagen de un pueblo entero para las fiestas correspondiente a la estación.
El primer concurso de belleza registrado en la historia se llevó a cabo en Irlanda del Norte en 1839 durante el Torneo Egilnton; el organizador, Archibald Montgomerie, proclamó a Georgiana Seymour como la Reina de Belleza del Lugar.
Unos años más tarde, Estados Unidos retomó esta tradición de la mano del famoso cirquero P.T. Barnum, quien, a pesar de ser criticado por estos concursos, los hizo más populares y aceptados en todo el país, hasta que en 1921, se llevó a cabo la primera edición de Miss America, con el cual buscaban atraer turistas a Atlantic City.
Hoy en día existen cuatro grandes concursos de belleza, considerados los más importantes por el medio: Miss Universo, Miss Mundo, Miss Internacional y Miss Tierra.
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¿Deberían seguir existiendo?
Si bien durante muchos años este tipo de eventos gozaron de fama por parte del público en general, fue a mediados de la década de los sesenta cuando comenzó a perder rating debido a los criterios con los que se calificaba a las mujeres. Y aunque tuvo un repunte tiempo más tarde, las campañas contra los concursos revivieron.
Y es que, algunos aseguran que estos certámenes solo se fijan en el atractivo físico de las participantes, tratándolas como un objeto, dejando de lado completamente rasgos como su personalidad, inteligencia o talentos; además de que algunos criterios como no estar casadas, ni embarazadas y tener entre 18 y 28 años, también son severamente rechazados.
Aunque algunos defienden la existencia de estos concursos por ser un escaparate y ventana para dar a conocer diferentes países y sus culturas, cada vez es menos el interés que hay por ellos.