Sin duda alguna los perros son considerados los mejores amigos del hombre, pero a veces esta no es razón suficiente para que los amos de estos animalitos los castiguen cuando hacen travesuras. Refiriéndonos precisamente a esto, un hombre estadounidense tuvo que ponerle una "sanción" a su mascota después de que ese se comiera unos boletos para un partido de futbol.
Un aficionado del equipo inglés Newcastle de nombre Alan Carling, puso a la "venta" a su perro llamado Rudy mediante una publicación bastante irónica compartida en su cuenta de Facebook después de que se comió sus boletos para la final de la Copa de la Liga de Inglaterra, los cuales tenían un valor de 72 libras esterlinas, es decir 87.20 dólares.
Para mala suerte del hincha, la situación ocurrió cuando él se encontraba fue de su casa por lo que no tuvo manera de impedir que su perro devorará los boletos. Fue así que al entrar a su casa se percató que en el suelo había unos papeles hechos trizas, pero nunca pensó que se trataba de sus entradas, así que al acercarse a ver de qué se trataba, notó que eran sus tickets, los cuales ya habitaban en el estómago de su inocente animalito.
Y es que el hombre de 33 años ya había tenido un trago amargo sobre su equipo, ya que había sido derrotado 2-0 frente al Liverpool el sábado. Pero su día no podía ir peor hasta que su perro devoró su correo donde se encontraban las entradas para la final de la copa. Así que no podía hacer nada pues el papel ya estaba en el estómago de su amigo peludo.
"Aparentemente pensó que era una buena idea romper las entradas de Wembley cuando no estaba en casa", escribió junto al post donde recalcó que por esta acción su lomito de raza golden retriever merecía ser puesto en venta por 5 libras esterlinas, lo que equivale a 6 dólares. Y es que el perrito de color dorado creyó que era buena idea destrozar los boletos de su cuidador y así lo hizo, dejando los cachitos de los tickets regados por toda la casa.
Carling quedó devastado al ver sus boletos inservibles, sin embargo, tomó la situación con humor y hasta bromeó al respecto. Pero afortunadamente la historia no tiene un final triste, ya que Rudy no se comió los códigos QR de los boletos, así que con esta parte Alan podía entrar a ver el partido que se llevaría a cabo en el estadio de Wembley.
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