En redes sociales y diversos medios internacionales se difundió que un gato que fue rescatado tras el sismo en Turquía no quería separarse del rescatista que lo sacó de los escombros en los que estuvo atrapado por cerca de 129 horas. El felino fue grabado en el hombro del bombero y en varias ocasiones frotaba su cara en la de él, lo cual enterneció a muchos.
Esto ocurrió en la ciudad de Gaziantep, donde Ali Cakas salvó al minino, el cual fue llamado “Enkaz”, que significa escombros en turco, "el cuarto día del terremoto, rescatamos a un gato de raza Van y fue entregado a su dueño… Al día siguiente, salvamos a este otro y lo llamamos ‘Enkaz’ porque lo sacamos del infierno", mencionó Ali en una entrevista.
Tal vez se quede con él
"Puede que suene absurdo, pero queremos que sea un recuerdo de cómo lo salvamos”, mencionó. Los bomberos lo alimentaron y buscaron a su propietario, al cual no han hallado, además de que no quería alejarse de Cakas.
"Vi tristeza en este gato. Lo llevé a mi lado por si lo reclamaban, pero si no se encuentra al dueño, pienso en llevarlo conmigo", explicó Cakas, quien en su perfil de Instagram ha subido actualizaciones sobre cómo está el animal. Ayer, escribió junto a una foto: “‘Enkaz’ está en buenas manos… Supongo que esto es lealtad, que elegante y decente”.
Una tragedia
El balance del terremoto del 6 de febrero en Turquía y Siria superó los 41 mil muertos este jueves, según los recuentos oficiales actualizados, mientras Naciones Unidas solicitó 1.000 millones de dólares para afrontar la creciente crisis humanitaria.
Once días después del terremoto -uno de los más mortíferos de los últimos 100 años-, rescatistas lograron extraer de los escombros a una adolescente de 17 años y a una mujer en sus veinte.
"Ella se veía con buena salud. Abrió y cerró sus ojos", dijo Ali Akdogan, minero de carbón, tras participar en el rescate de Aleyna Olmez en Kahramanmaras, una ciudad cerca del epicentro del sismo. Sin embargo, la esperanza de encontrar sobrevivientes se ha desvanecido ampliamente.
Muchos en las zonas afectadas enfrentan una emergencia paralela conforme tratan de recoger sus pertenencias en medio del frío extremo, sin comida, agua o sanitarios, aumentando las posibilidades de que el desastre escale por cuenta de las enfermedades.
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Con información de AFP