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Jerry Brudos: ¿Qué fue del asesino serial fetichista por los zapatos de sus víctimas?

Conoce el extraño motivo por el que este hombre se convirtió en el asesino de los tacones.

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Jerry fue condenado a 3 cadenas perpetuas.Créditos: Especial

A finales de la década de los sesenta, varios crímenes conmocionaron a la ciudad de Salem en Oregón, Estados Unidos. El patrón de víctimas era muy repetitivo: mujeres jóvenes que desaparecieron en lugares públicos y todas con hermosos zapatos.

Pareciera que Jerry Brudos nada tenía que ver con el tema, pues se trataba de un esposo y padre de familia de los suburbios que llevaba una vida normal, pero su ambición por poseer a una de sus víctimas, lo dejó al descubierto.

Retifismo, obsesionarse con los zapatos

Karen Sprinker y Linda Salee nunca se conocieron, lo que unió sus vidas es que ambas fueron víctimas de Jerry y que su muerte no fue en vano, pues sirvió para detener al asesino serial y evitar que más mujeres cayeran en la trampa de este fetichista.

La historia de este psicópata tiene origen en su niñez, pues sufrió maltrato y agresión de parte de su propia madre, quien siempre deseó haber tenido una hija. El dolor por el rechazo de su madre hizo que Jerry sintiera repulsión por las mujeres.

El asesino de los tacones

Cierto día Jerry encontró en un tiradero de basura unos tacones, los llevó a casa y se los probó, cuando su madre lo encontró le dio una paliza. Al llegar a su adolescencia, Jerry secuestró a una mujer y la obligó a cumplir sus fantasías.

A sus 22 años, Jerry se casó con una joven de 17 años llamada Darcy, a quien obligaba a realizar las tareas del hogar con zapatillas, mientras le tomaba fotos. Los años pasaron y Jerry continuó con su vida como padre de familia, aunque por las noches paseaba por el vecindario para ingresar en las casas y robar zapatillas y ropa interior de sus vecinas.

El fin de un fetichista

A mediados de 1969, los crímenes de Jerry Brudos llegaron a su fin, cuando la policía encontró vínculos entre el asesinato de Karen y el de Linda, cuyo punto en común era el propio Jerry, quien se habia citado con Karen en su universidad y quien vivía en el barrio donde había desaparecido Linda.

Brudos se declaró inocente, pero tras horas de interrogatorio reveló con lujo de detalles quienes habían sido sus víctimas, cómo las había asesinado, en dónde e incluso se encontró un retrato de él junto a una de sus víctimas.

Durante el juicio Jerry alegó que tenía una enfermedad mental, pero siete psicólogos determinaron que era un “psicópata egoísta y vanidoso” con un alto coeficiente intelectual y que no sufría demencia alguna. Fue condenado a tres cadenas perpetuas en la Penitenciaría Estatal de Oregón, donde murió en 2006 a causa de cáncer de hígado.

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