LA REINA DE LOS CACTUS

Helia Bravo, la primera bióloga mexicana que superó las adversidades e hizo historia en el estudio de los cactus

"Ya empiezan a meterse las mujeres", fue uno de los primeros comentarios que recibió cuando estudiaba, pero la alentó en convertirse en la mejor de su campo

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Helia Bravo superó las adversidades para convertirse en una excelente biólogaCréditos: Gobierno de México

La Organización Nacional de las Naciones Unidas instauró el día 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia como una forma de fomentar la igualdad y el empoderamiento, lo que contribuye directamente al desarrollo económico del mundo y el progreso del desarrollo sostenible.

A lo largo de la historia, son varias las mexicanas que lograron posicionarse en lo más alto de la divulgación científica en diversas áreas, aunque destaca la Biología como una de las primeras que recibió grandes nombres, entre ellos el de Helia Bravo, también conocida en todo el  mundo como "La reina de los cactus".

"Ya empiezan a meterse las mujeres", fue uno de los primeros comentarios que recibió cuando estudiaba. Crédito: Cuartoscuro

Helia Bravo, la primera bióloga titulada en México

Helia Bravo nació en el año 1901 en Villa de Mixcoac. Fue hija de Manuel Bravo y de Carlota Hollis Bravo, junto a otros cuatro hermanos. Fue gracias al lugar donde nació y creció que comenzó a tomarle amor a la Biología. En una entrevista con la Universidad Nacional Autónoma de México, recordó que desde su casa podía ver los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl, además del Ajusco y el Xitle.

También describió que su padre siempre les fomentó el amor por la naturaleza, pues era una tradición llevarlos de paseo al río Mixcoac, a lomas de Becerra y otros lugares donde podían convivir con la flora y la fauna local, además de que su madre les fomentó la observación del cuelo, y la ubicación de planetas o constelaciones

Su logros en materia escolar comenzaron en el año 1908, cuando fue la mejor alumna de la primaria, por lo que fue reconocida por el mismísimo Porfirio Díaz, y el entonces secretario de Justicia e Instrucción Pública y Bellas Artes, Justo Sierra. Recibió, además de su diploma, dos libros, uno de ellos sobre la naturaleza.

Dedicó su vida a estudiar las cactáceas. Crédito: UNAM

Su padre murió algunos años más  tarde debido a sus ideologías políticas. Era maderista durante la Revolución mexicana, por lo que fue fusilado en el Cerro del Tepeyac, justo el mismo día en que asesinaron a Madero. Sin duda un capítulo doloroso en su niñez.

En 1918 decidió que continuaría con sus estudios de preparatoria en la Escuela de San Ildefonso, donde fue alumna de maestros como Sotero Prieto, Nápoles Gardase, Erasmo Castellanos Quinto, Lombardo Toledano, Antonio Caso e Isaac Ochoterena. Además, recuerda que por los pasillos también era común ver a Frida Kahlo, José Clemente Orozco y Diego Rivera.

Fue gracias a uno de ellos, Isaac Ochoterena, como pudo llegar a la biología. Durante sus clases le tocó estudiar temas de gran relevancia para la Biología, y aprendió a usar diversas herramientas como los microscopios. Fue entonces cuando vivió uno de los momentos más frustrantes de su vida.

Helia Bravo, la primera bióloga titulada en México ha recibido numerosos homenajes como este doodle. Crédito: Google

Con gran ilusión presentó sus investigaciones sobre protozarios en la Sociedad Antonio Alzate, un centro de investigación reconocido en todo el país. A pesar de que le aplaudieron con fervor y la felicitaron por sus interesantes puntos de vista, augurándole gran éxito en la rama, escuchó diversos comentarios adversos.

Uno de los más destacados vino desde el fondo de la sala, donde algunos de los presentes, con mayor experiencia, dijeron "ya empiezan a meterse las mujeres en la ciencia".

Aunque inició sus estudios en medicina, pronto la UNAM obtuvo el estatus de autónoma, y la Dirección de Estudios Biológicos inició con las operaciones, teniendo a Ochoterena como director, por lo que llegaron con el varios de sus discípulos, incluyendo Helia. Para 1927 ya era la primera bióloga graduada de la UNAM.

Fue la pri mera bióloga graduada de la UNAM. Crédito: Cuartoscuro

Desde entonces, inició lo que sería una de sus mayores cruzadas, pues el estudio de las cactáceas en México, dentro del herbario del instituto, se convirtió en su gran pasión. Gracias a ello, recorrió gran parte del país, reuniendo información, fotos y otros materiales para clasificar los cactus.

Su obra es de aproximadamente 160 publicaciones, 60 descripciones taxonómicas y hasta 59 cambios de nomenclatura. También dio pie a grandes campos de investigación como la protozoología, la flora acuática, la vegetación de zonas tropicales y áridas, la taxonomía de las cactáceas, entre otras.

De hecho, señala la Conabio, varias especies de cactáceas han sido nombradas en su honor. Algunos ejemplos son: Ariocarpus bravoanus, Opuntia heliae, Opuntia bravoanus, Mammillamaria hahniana ssp. bravoae, etcétera, de acuerdo con las publicaciones de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad.

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