Jojutla es un municipio al sur de Morelos, tercera división municipal más poblada e importante del estado; si bien conocido por algunos afortunados convocados por el atractivo lago de Tequesquitengo, permanece en las penumbras para muchos. No obstante, bajo la terrorífica manta de la desgracia, Jojutla se ganó las miradas del mundo un fatídico 19 de septiembre.
Fue este año que se cumplió un sexenio de uno de los más grandes tormentos que golpearían al estado zapatista, y es que el sismo septembrino del 2017 no tuvo piedad de nosotros, de la población jojutlense, que poco preparados nos encontrábamos para semejante estallido. Por varias semanas, la atención de miles de personas se centró en el pequeño municipio, en la destrucción y dolor que el paso de una tragedia había convocado sin mirar consecuencias. Y por más tiempo aún, la gente que lo había vivido, las desgraciadas víctimas no tuvieron otra que recoger pieza por pieza lo que alguna vez habían llamado hogar.
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Afortunadamente, como es común en muchas tempestades, lo mejor de la humanidad salió del diario escondite en donde la ocultamos; desconocidos apoyando a desconocidos, enemigos trabajando codo a codo para ayudar, manos amigas tendiéndose a la merced de la necesidad y corazones abiertos dispuestos a ver más allá de lo evidente para descubrir la más obvia de las verdades: todos somos humanos, todos somos hermanos.
Leonardo Da Vinci, famoso erudito italiano, dijo alguna vez: “los detalles hacen la perfección, pero la perfección no es un detalle”, desvelando una muy agradable realidad: las cosas buenas, aquellas que son grandes, se construyen sólo a base de unas más pequeñas, de las que más importan y que muchas veces olvidamos, sólo las cosas chicas, como la caridad y la hermandad, son capaces de erigir mucho más grandes, como la esperanza, y en consecuencia, el brillante futuro.
Al día de hoy, con mucha alegría puedo decir que Jojutla, bajo la influencia de una idea renacentista, ha sabido levantarse de las literarias cenizas que fue unos cuantos años atrás. El gobierno municipal, con un aire de iluminación, se ha decidido por promover un ideal de resurgimiento, como fue declarado por el actual alcalde, Juan Ángel Flores: “Jojutla […], después de quedar destruida en el sismo de 2017 resurge como el ave fénix”. Si bien criticada la nueva visión del ayuntamiento, nadie puede atreverse a lanzar la primera piedra, pues es bastante notorio el arduo trabajo que se ha puesto para no sólo recobrar la grandeza que alguna vez empapó la ciudad, sino que se persigue la iluminación de la magnanimidad que indudablemente – me atrevo a apuntar – se puede alcanzar.
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Cada vez son menos los vestigios de aquel trágico día que, aunque difícil de olvidar, hoy es motor del progreso y la esperanza que se transmite. Como ciudad pequeña, es difícil recorrerla sin revivir memorias que habitaban en las paredes de edificios que hoy no están, secretos que se guardaban en calles que ya no se pueden recorrer; sólo nos queda, a nosotros como ciudadanos, el traer la memoria del Jojutla del ayer a la moderna esperanza que aguarda por nosotros.
¡Felicidades, mi Jojutla! Tierra orgullosamente arrocera y de buenas tradiciones que ha sabido levantarse de las cenizas, que ha sabido convertirse en un esplendoroso fénix.
Por: Maximiliano González Cano, Licenciatura en Business Intelligence, Universidad Panamericana